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Infiltrados en la Universidad (22 Jump Street) (**)

18 agosto 2014

Aunque aprenden de errores pasados, los agentes Schmidt y Jenko siguen mostrándose muy torpes en sus acciones por hacer que se cumpla la ley. Su última y nueva oportunidad pasa porque se matriculen en la Universidad con el objeto de que lleguen a desarticular una red de distribución de estupefacientes.

Siguiendo los pasos del original –Infiltrados en clase, 2012-, el dúo de cineastas formado por Philip Lord y Chris Miller vuelven a las andadas con una de las parejas de policías más nefastas que ha dado la historia del cine. Schmidt –Jonah Hill, también coguionista de ambas entregas- y Jenko –Channing Tatum- beben en las fuentes del mismísimo inspector Clouseau para demostrar que cualquier pifia puede dar al traste con la mejor operación, pero también es capaz de significar la antesala del éxito más inesperado.

Los chicos han crecido y nadie podría creerse que aún están en la secundaria. Su nuevo destino para la secuela es la Universidad, donde parecen mayores aunque consiguen dar el pego. En la secuencia inicial, la pareja protagonista echa por la borda una operación anti droga y permiten que Ghost –Peter Stormare-, se vaya de rositas. Como resultado, el Jefe Hardy –Nick Offerman- los pone en manos del capitán Dickson –Ice Cube-, que ahora tiene su despacho en 22 Jump Street, título original del film en inglés. Su última oportunidad pasa por matricularse en la Universidad y desenmascarar una red de producción y venta de una nueva droga de diseño, WHYPHY, que ya se ha cobrado una vida.

Esta entrega sigue fielmente los parámetros de la primera. Como dos gotas de agua, sólo que los gags también funcionan en este caso, tal y como sucedía en el original. Algunos diálogos son ocurrentes y las situaciones que se dan en la película, aunque van a lo seguro después del éxito de la anterior, resultan satisfactorias. A ello contribuye la química existente entre los dos protagonistas. Jonah Hill y Channing Tatum poseen la precisión de un reloj suizo cuando aparecen juntos. Tanto es así que, en el momento en que el personaje de Jenko recibe una oferta para incorporarse a la antesala del deporte profesional, el dúo parece disolverse y se echa de menos su aparición conjunta.

Cuando llegan al campus, lo primero que habrán de elegir son las asignaturas en que deberán matricularse. Todo un hallazgo, como la exuberante cena del capitán Dickson, o las divertidas tomas de secuelas prácticamente imposibles que se pueden apreciar durante los títulos de crédito que se muestran al final. Tras instalarse y conocer a sus primeros compañeros, se ponen manos a la obra con objeto de cumplir su misión. Jenko opta por rebuscar en torno al deporte y Schmidt se siente atraído por asuntos literarios porque así puede intimar con Maya –Amber Stevens-, la hija oculta del mismísimo capitán Schmidt.

Una serie de personajes, todos ellos conectados, y algunos recurrentes de la primera entrega, como el dúo de policías apodado Los Mellizos que, también de forma encubierta, llevan a cabo idéntica investigación. Quienes hayan visto, y disfrutado la entrega original en su justa medida, también pasarán un buen rato con esta secuela que, ni mucho menos, es inferior al original. También tiene sus momentos tramposos, como ese Puerto México que no es Puerto Rico ni el país del sur, pero ya sabemos que al cine de Hollywood cualquier lugar hispano les parece el mismo. Algo que no podemos evitar.

From → Cine

One Comment
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