Relatos salvajes (****)

Diversos episodios cortos que se desplazan entre la intriga, la comedia y la violencia. Los protagonistas de cada uno de ellos, con temática pareja como denominador común, empujan a sus protagonistas hacia el abismo. Todos ellos terminan por perder el control llegando a situaciones o actos que se les van de las manos.

La película argentina más taquillera de la historia –coproducida por Pedro Almodóvar– fue respaldada por el público de Cannes, aunque se quedó sin premio, representará a su país en la próxima edición de los Oscar y ha sido seleccionada para aspirar al Goya a la mejor película iberoamericana. A ello hay que sumar distinciones en otros certámenes, incluidos San Sebastián y Sarajevo donde los espectadores le concedieron su respaldo mayoritario.

Este tercer largometraje de Damián Szifron, creador de la serie Hermanos y detectives que exportó desde Argentina a España y posteriormente a México, es también el más redondo. Muy comercial y bien planteado a lo largo de sus seis historias que muestran el paso fronterizo entre la civilización y la barbarie a la que se llega por la pérdida del control. Uno se calienta, y luego pasa lo que pasa. Está basada en la serie Cuentos asombrosas, producida en su día para la pequeña pantalla por Steven Spielberg y, dada la propuesta, da para varias secuelas. La idea de mostrar personajes argentinos llevados al límite resulta tan universal como extrapolable a cualquier país.

En Pasternak, un músico fracasado pilota un avión cuyo pasaje está compuesto por todas aquellas personas que le frustraron la vida. Con él se abre en cápsula la película para dar paso a los créditos y a las siguientes historias tamizadas por la música de Gustavo Santaolalla, fresca y divertida aunque suene a rancia. Las ratas se  desarrolla en un bar de carretera en el que una camarera tiene que servir al hombre que provocó el suicidio de su padre y quiso forzar a su madre poco después. El más fuerte nos muestra a Leonardo Sbaraglia al volante de un coche de lujo. En una carretera poco transitada una camioneta le obstaculiza el paso. Cuando consigue adelantar le hace u gesto obsceno e insulta al otro conductor, con quien se encontrará poco después, tras quedarse sin combustible.

En un film en el que participan los actores argentinos más populares, Ricardo Darín da vida a un ingeniero experto en explosivos al que se le lleva el coche la grúa, pese a estar bien aparcado, cuando compraba una tarta para celebrar el cumpleaños de su hija. Desde ese momento, su vida se arruina. En La propuesta, el hijo de un hombre acaudalado, atropella a una mujer embarazada. Su padre está dispuesto a llegar hasta donde haga falta y para ello ofrece dinero a unas autoridades corruptas que se dejan sobornar. Finalmente, en el episodio más surrealista, Una recién casada advierte que entre los invitados se encuentra una amante de su esposo, por lo que jura venganza desde ese mismo momento.

Seis historias morbosas, llenas de esa violencia a flor de piel que a todos nos surge en un determinado momento. Por muy civilizados que seamos, a veces nos dejamos llevar por los impulsos y cuando se alcanza el paroxismo, el pasaje se convierte en uno de esos relatos salvajes escritos y trasladados a la pantalla por Szifron. Su película pasa de la carcajada a la incredulidad, aspectos que en ocasiones se solapan, con un inusual sentido del ritmo. Probablemente, cada una de esas historias daría para un largometraje. El acierto ha sido condensarlas con innegable tacto para aglutinarlas en dos horas y hacernos recapacitar. Es posible, que tras su visionado, nos pensemos mucho en pelear contra la administración, ser groseros al volante o el rol de invitados a una ceremonia. Se devuelve mal por mal, excepto en el último capítulo, probablemente el único que desentona en el conjunto.