Espectáculo real del Madrid en Granada (0-4)
Antes de que el respetable se acomodara en sus asientos, Cristiano Ronaldo ya había sido fiel a su cita con el gol tras una asistencia de Carvajal. A la media hora, James Rodríguez firmaba uno de los goles de la temporada al empalar un balón y mandarlo directamente a la escuadra. Mediado el segundo tiempo, Benzema coronó otra jugada de tiralíneas. A cinco del final, el colombiano remachaba la goleada tras una contra fulgurante.
Dijo Joaquín Caparrós en la previa del choque que él no regala nada a nadie, pero entre su defensa y el árbitro Gonález González ya ganaba el Real Madrid antes de que se cumplieran los primeros dos minutos. Carvajal, que se retiró lesionado antes del descanso, peleó un balón cerca de la línea de fondo del equipo local. Posiblemente, le hizo falta a Jason Marillo, pero el caso es que los defensores andaluces se quedaron parados y el balón fue para Benzema, que asistió para que Ronaldo marcase de primeras enviando el esférico al lado contrario del meta Roberto.
Demasiados problemas para el Granada, al que el gol no le permitió reacción. Todo lo contrario que los hombres de Ancelotti, que comenzaron a firmar un fútbol fantasioso. Se apoyaban en una buena presión, recuperación rápida del cuero y finalización de las jugadas, ya fuera en vertical o masticando la jugada. Sólo le faltaba a los campeones de Europa mayor acierto ante el arco rival para conseguir un resultado de obstáculo. A falta de muchos goles llegó uno espectacular. Un saque de banda sobre Benzema terminó en un recurso del francés que combinó con James Rodríguez. El colombiano, sin dejarla caer, empalmó con confianza al ángulo largo de Roberto. Uno de los mejores tantos de la temporada.
El conjunto nazarí, que daba más leña subterránea de lo necesario, parecía una mera comparsa en manos de un bloque compuesto por individualidades convertidos en primeras figuras y con los goznes perfectamente engrasados. Los visitantes sólo tenían que lamentar la lesión de Dani Carvajal porque resultaba impensable que los tres puntos no volasen a Chamartín.
Al regreso del vestuario, el Granada intentó aproximarse al área de Iker Casillas, pero se encontró con un nuevo gol en contra. El balón llegó a Cristiano, situado en la frontal del área y, de espaldas a la portería, soltó un taconazo admirable que dejó sólo a Karim Benzema quien, con un suave golpe de tobillo mandó el esférico hacia un lado y el balón para otro. Espectáculo Real, que pudo incrementar su resultado en la siguiente jugada si Marcelo, con la derecha, hubiese tenido el ojo puesto dos centímetros más abajo del larguero rival.
Los de Chamartín jugaban a placer y los de casa bastante tenían con aguantar el chaparrón. Miraban al cielo para aliviar una goleada que se proponía implacable. Y si ellos no podían, allí estaba Casillas para desbaratar las sacudidas rivales, o el propio Sergio Ramos para cubrirle sus espaldas. A cambio, el fútbol del Real Madrid era poco menos que de fantasía. Isco sigue recogiendo ovaciones allí donde va, Modric da lecciones de posicionamiento, Kroos de seriedad… y hasta Arbeloa probó ante el marco rival tras otra genialidad de Benzema.
De cualquier forma, la segunda parte fue más intermitente por parte del onceo madrileño. Sus hombres parecían más empeñados en divertirse que en ampliar la brecha. Suficiente para satisfacer a cualquier aficionado y para que llegase el cuarto tras una contra fulgurante que coronó Ronaldo con un disparo flojo y en escorzo que terminó empujando a la red James viniendo desde atrás. El resultado habla bien a las claras de la diferencia entre ambos conjuntos.
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