La serie Divergente: Insurgente (The Divergent Series: Insurgent) (**)

31Tris y Cuatro se han convertido en fugitivos y tratan por todos los medios de no caer en las redes de Jeanine, líder de los eruditos y mujer con irrefrenables ansias de poder. La heroína vive atormentada por la muerte de sus padres y de uno de sus amigos hasta que se enfrentará a diversos retos para desbloquear la verdad sobre su pasado.
Ya está en nuestros cines la segunda entrega de la saga juvenil escrita por Veronica Roth. A la vista de lo que nos propone la película, y suponemos que los guionistas habrán sido fieles a la propuesta literaria, cada minuto que pasa nos arrepentimos menos de no haberla leído. Aunque esta producción supera a la primera en casi todo, tampoco es que sea más digerible. Incluso, por el enorme presupuesto y los efectos visuales empleados, bien podríamos decir que se queda muy por debajo de las expectativas.
La historia continúa donde se había quedado la anterior, con Tris Prior –Shailene Woodley- y Tobías Cuatro Eaton –Theo James-, junto a Caleb –Ansel Elgort-, hermano de aquella, y Peter Hayes -Miles Teller-, huyendo de las garras de Jeanine Matthews –Kate Winslet-, líder de los eruditos y mujer de insaciable poder. Ésta quiere deshacerse de los divergentes, aunque se ve forzada a utilizarlos para descifrar el mensaje legado por los Fundadores y que estaba en posesión del padre de Tris.
La cinta ofrece una montaña rusa de efectos especiales y enfrentamientos catalizados por la historia de amor de los protagonistas. El director alemán Robert Schwentke, responsable de Red, hace lo que puede, pero no logra salvar una historia deslavazada y empeñada en ponerse el freno de mano a cada secuencia. Solamente la parte en la que Tris debe enfrentarse con sus miedos en las simulaciones de realidad virtual, la producción roza el notable, aunque las enormes y abundantes lagunas del argumento terminan por despeñarla.
La saga parece un compendio fallido de los relatos dirigidos a adolescentes basados en mundos distópicos y que no sobrepasan en ningún momento el cajón de literatura romántica. Lástima que en el largometraje funcione todo menos la historia en sí. El diseño de producción es más que aceptable, al igual que la puesta en escena, mientras que la interpretación está muy por encima de la media. No sólo los profesionales anteriormente mencionados sino que también colabora con eficiencia el resto del elenco gracias a la presencias de actrices de la talla de Naomi Watts, que incorpora a Evelyn, madre de la protagonista, o la propia Octavia Spencer. Muchas nominaciones al Oscar, pero cuanto talento desperdiciado. De entre todos ellos, es Shailene Woodley quien sale más fortalecida y la que pide a gritos papeles más agradecidos dentro de propuestas trascendentes.
Lo malo es que la segunda parte es cuando la acción debiera alcanzar su cénit. Después de la exposición de hechos de la primera entrega, la revolución de los divergentes apenas debería dar respiro al espectador. Sin embargo, el resultado es baldío, aunque deja la puerta abierta para una continuación que, en cualquier otro caso, resultaría atractiva. En cuanto a los efectos visuales, por lo general, tampoco resultan especialmente innovadores. En el recuerdo aparecen Matrix, Guerra Mundial Z y otras producciones con más fuste o, por lo menos, mejor hilvanadas a la hora de contar lo que sucede en la pantalla. El resultado, pues, nos ofrece una película más atractiva sobre el papel que en la pantalla. Se sigue con cierto interés aunque en ningún momento ofrezca los mimbres necesarios como para sentirnos felices por haber pagado la entrada.