La falta de rigor dialéctico de Manuela Carmena

Los madrileños tendrán que elegir alcalde, probablemente alcaldesa, el 24 de mayo. Hay mucho que reprochar a cada candidato y valores que ensalzar a cada uno, pero la falta de elegancia de Manuela Carmena es un hecho obvio.

Durante el debate televisivo en Telemadrid del martes  19 de mayo, Esperanza Aguirre, en medio de una de sus intervenciones, se comió una sílaba en la palabra regenerar y pronunció regenar, y por eso fue inmediatamente reprendida por la candidata de Ahora Madrid. Feo gesto entre colegas, pero lamentable si se tienen en cuenta los lapsus lingüísticos de la jurista nacida en la capital de España.

Sus pronunciaciones de la segunda persona del pretérito perfecto simple resultaron lamentables. No se dice hicistes ni dijistes, señores políticos. Basta con pronunciar hiciste y dijiste, sin gastar más saliva para ajustarse a las reglas de la RAE. Tampoco hay que comerse la d final de cualquier participio, o de la palabra parados, como hicieron ambas políticas en su tenso debate, un mal que llevan acumulando nuestros próceres, incluidos los presidentes de Gobierno desde antes de la democracia. No por ello debemos aceptarlo, aunque se trate de un mal menor comparado con el otro tiempo verbal.

Manuela Carmena no pudo evitar su nerviosismo en la primera intervención –frente a la candidata Aguirre-, aunque luego se mostró mucho más conciliadora con el representante del Partito Socialista Obrero Español. Aparte de confundir blum con boom, en su lucha dialéctica frente a la ex Presidenta de la Comunidad, la juez emérita del Tribunal Supremo evidenció una absoluta falta de rigor –o fueron los nervios- cuando trató temas económicos.

Tampoco me gustó el tratamiento de Manuela Carmena con respecto a Esperanza Aguirre y Antonio Miguel Carmona. Mientras sus dos adversarios políticos la trataban de usted, ella los tuteaba. ¿Le gustaría a la cabeza de lista de Ahora Madrid que cualquiera fuese al Tribunal Supremo y tuteara a sus señorías?