Saltar al contenido

Premonición (Solace) (*)

13 julio 2016

Un psíquico desaparecido de la circulación dos años atrás como consecuencia de la muerte de su hija es reclutado nuevamente por un policía. Se investiga el óbito de varias personas a manos de un asesino en serie hasta que se dan cuenta que el supuesto ejecutor también es capaz de sentir con su mente.

Según las notas de producción de esta cinta, el guion escrito por Sean Bailey y Tom Griffin se había pensado como una secuela de Seven, aunque por su planteamiento y la presencia de Anthony Hopkins más bien parece otro capítulo de la saga de El silencio de los corderos combinado con un episodio de la serie televisiva El mentalista. El actor británico interpreta a un médico con poderes psíquicos convencido, sin una razón aparente que lo justifique, por un amigo policía para que le ayude en un caso complicado. Anteriormente ya habían colaborado, pero el fallecimiento por leucemia de la hija del galeno fue el detonante para su retiro.

Al entrar en acción el personaje central, John Clancy, comprueba que se enfrenta a un enemigo que tiene sus propios poderes, e incluso le supera. Y eso que a él le basta con tocar a cualquier persona para saberlo todo sobre su pasado y lo que le espera el futuro hasta el día de su muerte. Aquí se añaden unas cuantas pinceladas baratas de la versión en cómic de Sherlock Holmes cuando, en varias ocasiones el médico prevé el devenir de los acontecimientos y decide cambiar su estrategia. Parafraseando a Bugs Bunny, esto es todo, amigos.

Se añaden otras pinceladas para convertir esta historia en un largometraje con una duración superior a un episodio para la pequeña pantalla. Así, el agente John Merryweather –Jeffrey Dean Morgan-  cuenta como compañera a Katherine Cowles –Abbie Cornish-, una mujer atormentada por el pasado reciente, que se muestra tan hierática e insustancial como si se tratase de un florero. Por su parte, el  asesino Charles Ambose –Colin Farrell- comete sus actos delictivos amparándose por lo que considera actos de caridad, ya que mata a personas con enfermedades terminales al objeto de aliviarles el sufrimiento al que están abocados en pocas fechas.

Lo malo del guion es que resulta absolutamente predecible. Cuando asistimos a la escena siguiente no nos podemos creer que la imaginación haya sido tan plana y que en ningún momento se produzca un giro inesperado. Desde los primeros minutos, en los que aceptamos el planteamiento gracias a un elenco artístico con el suficiente reclamo para provocar nuestro interés, la propuesta se diluye porque no hay sorpresas ni enredos que mantengan nuestra atención. Ni siquiera la puesta en escena de Afonso Poyart consigue sacarnos del tedio.

El cineasta brasileño pone bastante de su parte, pero tampoco su propuesta artística consigue atraernos.  Todo es convencional y navega por los tópicos más reconocibles del género de asesinos en serie. Ni el pretendido gore lo es tanto ni siquiera las actuaciones de sus principales figuras están a la altura de lo que se puede esperar de ellos, salvo el caso de Jeffrey Dean Morgan, el único que parece tomarse en serio el proyecto. Anthony Hopkins muestra la desidia típica de sus últimas actuaciones en la pantalla grande y cuando Colin Farrell pretende salir al rescate no aporta nada especial en relación al resto.

From → Cine

Deja un comentario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: