La próxima piel (***)

Después de ocho años desaparecido, y tras ser dado por muerto, un joven regresa al domicilio familiar, un pequeño pueblo situado en el Pirineo. Poco a poco irá descubriendo los secretos que le rodean mientras se acrecientan las dudas de si realmente es el niño perdido en su día o se trata de un impostor.
Estamos ante la gran triunfadora en el último Festival de Málaga, en el que acumuló cuatro galardones, director, actriz, montaje y el Premio Especial del Jurado. Se trata de un thriller dramático, en el que se juega con la identidad del protagonista y que presenta una puesta en escena a cargo de Isaki Lacuesta e Isa Campo digna de mención. La historia, que se desarrolla en una pequeña localidad perdida del Pirineo, está rodada en castellano, catalán y francés, asumiendo que el frío paisaje ejerce como uno de los puntos fuertes del film. A través de una fotografía suave de Diego Dussuel, las montañas, la nieve y los bosques septentrionales forman parte de un argumento que comienza en un centro de acogida del país vecino.
Ahí conocemos a Leo –Àlex Monner-, un joven difícil que, a punto de cumplir su mayoría de edad, presenta un cuadro de amnesia disociativa. Michel –Bruno Todeschini-, responsable del centro de acogida, después de muchas pesquisas, llega a la conclusión de que se trata de Gabriel, un muchacho desaparecido de una localidad española próxima a la frontera ocho años antes. Ana –Emma Suárez-, su supuesta madre, y Enric –Sergi López- el cuñado de ésta, van a recogerlo y se lo llevan, inicialmente junto a su tutor, hasta el domicilio familiar.
Hay muchas dudas, tanto para la mayoría de personajes como para el público de que Leo sea realmente Gabriel. Se nota que es un muchacho avispado, que se ha informado de algunos detalles, y que descubre de inmediato la relación sentimental entre Clara –Greta Fernández- y su primo Joan –Igor Szpakowski-. De todas formas, en la familia hay muchos puntos oscuros. Secretos para el recién llegado que no lo son tanto para los habitantes de un pueblo en el que resulta difícil ocultar algún detalle.
La acción se desarrolla con una puesta en escena que atrapa. Isaki Lacuesta, junto a su habitual coguionista y productora, Isa Campos, consigue una atmósfera penetrante, a veces hipnótica y en ocasiones claustrofóbica a la que ayudan sobremanera sus dos principales intérpretes. Àlex Monnar se muestra más que creíble en su primer papel protagonista y Emma Suárez vuelve a salir airosa de su segundo papel como madre que ha perdido a su hijo/a tiempo atrás con el que ya nos deleitó en la última cinta de Pedro Almodóvar.
Los hilos argumentales se van tejiendo a la vez que se va aclarando la situación para el espectador. No del todo, como tamizado por una niebla que parece suspendida en algunas imágenes sobre las casas del pueblo. Da la sensación de que Gabriel recuerda detalles, como los partidos de baloncesto con su primero, pero no rememora lo principal, ya que su padre parece ausente de cualquier referencia. Se supone que hubo malos tratos, pero lo que sí es real es la relación entre su madre y su tío, en uno de esos personajes primitivos y sin dobleces que tan bien le sientan a Sergi López.
El misterio permanece aún después de la proyección, pero también la sensación de que el argumento ha sido estirado en demasía, con secuencias gratuitas que parecen no venir a cuesto. Incluimos la que abre el film y la relación explícita cuando Gabriel, su primeo y Clara se emborrachan y fuman un porro. Difícilmente se entiende lo que sucede en la caravana inmersa en el camping que, junto a la cafetería, regentan Enric y su esposa Gloria –Silvia Bel-. Mucho menos, si nos atenemos a la escena anterior, cuando el protagonista y su supuesta madre bailan durante la fiesta que resalta al cazador más afortunado de la temporada.