Nunca entre amigos (Sleeping with Other People) (**)

Jack y Lainey perdieron conjuntamente la virginidad durante su etapa universitaria. Desde entonces son tan buenos amigos como inconstantes en sus relaciones con el sexo opuesto. Lainey siempre ha estado colado por el tipo más soso de la Facultad, ahora convertido en ginecólogo; y Jack, tras romper muchas relaciones, convive con su actual jefa.
A la comedia romántica se puede llegar de muy diversas formas, pero últimamente está de moda la anti pareja o el anti amor para llegar a un desenlace que se adivina desde las primeras secuencias. Ese es el caso del segundo largometraje de Leslye Headland quien, después de Despedida de soltera, nos muestra una historia bastante más equilibrada en su contenido y también por lo que se refiere a su puesta en escena, apoyándose en una fotografía urbana de Ben Kutchins que resulta muy atractiva.
Los protagonistas se conocen casualmente durante una fiesta universitaria. Lainey –Alison Brie- acude con la intención de perder su virginidad en brazos de Matthew Sobvechik –Adam Scott-, un estudiante de medicina considerado el tipo más aburrido del campus. Las llamadas a la puerta del hombre que la tiene hechizada son estériles, pero allí está Jack –Jason Sudeikis- para acudir al rescate. Ambos conocen lo que es el sexo por primera vez, bajo las estrellas y en la terraza del edificio.
Tiempo después, Jack es el dueño de una empresa tecnológica junto con su colega Xander –Jason Mantzoukas-, y vive de aventura en aventura sin que en ningún momento se comprometa seriamente con ninguna mujer. Lainey planta a Sam –Adam Brody-, su último novio, tras confesarle que le ha sido infiel. Ambos protagonistas coinciden en una sesión de terapia y formalizan una amistad duradera, estableciendo una contraseña por si alguno de ellos se encuentra a punto de sobrepasar su límite de excitación. A partir de ese momento parece que por muchos idilios que encuentren, siempre serán menos queridos que aquel, o aquella, que permanece siempre como paño de lágrimas.
Con el tiempo, y después de descubrir que su gran amor está casado y espera su primer hijo, ella decide macharse a Michigan para continuar con sus estudios de medicina. Por su parte, él termina viviendo con Paula –Amanda Peet-, su actual jefa después de que comprara su empresa por una suculenta cantidad de dinero, que implicaba la subordinación de Jake y su socio Xander hasta entrada la próxima década.
Hay momentos interesantes en el film, donde el buen sentido parece hacernos olvidar de que estamos en una nueva versión de chico conoce a chica. Lógicamente, tras esa premisa, lo que importa es como se llega al desenlace y, por lo que se refiere a esta producción, lo hace a trompicones. Uno de sus defectos es que Jason Sudeikis ny Alison Brie no siempre muestran la química adecuada. Resulta mucho más eficiente y creíble la pareja formada por él y Amanda Peet. Además, como advertíamos, hay fases puntualmente loables y otras que resultan anodinas debido a unos diálogos poco contundentes o nada efectivos. Por ejemplo, ambos protagonistas se manifiestan enamorados el uno del otro. ¿Qué hacemos?, llegan a preguntarse. Nada, se responden y continúan con sus vidas amigables ajenos a sus sentimientos.
El inicio es mucho más escabroso de lo que se expone a continuación, cuando las conversaciones son directas, pero con el debido respeto para que nunca lleguen a escandalizar. De todas formas, el juego del sexo es mucho más abierto y concreto en las palabras que en las imágenes, donde en ningún momento se traspasa la más mínima línea roja. Leslye Headland intenta conjugar la comedia grosera, en favor de un público más joven, con la más limpia e imaginativa, consiguiéndolo sólo a medias. Se ve con agrado, pero al final resulta demasiado larga porque sabes de sobra lo que va a suceder.