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Marea negra (Deepwater Horizon) (**)

23 noviembre 2016

En 2010 tuvo lugar la mayor catástrofe ecológica registrada hasta el momento por culpa del petróleo. Una planta de prospección explotó en el Golfo de México con el resultado de once muertos, varios heridos y un vertido de crudo al mar que provocó unos daños ecológicos de dimensiones considerables.

Desde que el cineasta Peter Berg y el actor Mark Wahlberg rodaron El último superviviente –The Long Survivor- en 2014, su colaboración ha ido en aumento y ya son tres los filmes en los que se han declarado actor y protagonista. Berg se luce con su sentido del espectáculo y su capacidad para generar tensión en el espectador, mientras que Wahlberg preconiza el héroe norteamericano surgido prácticamente de la nada. Surge de repente, porque las circunstancias lo requieren y, de paso que se ayuda a sí mismo interviene con acertadas decisiones en beneficio de los demás.

Esa es la radiografía de su último personaje, Mike Williams, jefe de electricistas de una planta de prospección petrolífera situada en el Golfo de México. Se trata de una historia basada en hechos reales y que versa sobre la explosión que tuvo lugar en abril de 2010, provocando el mayor desastre ecológico de la historia a causa por el petróleo. Se saldó con once muertos, varios heridos y el vertido al mar de unos cinco millones de crudo, unas cifras sólo superadas por el vertido  que, de forma voluntaria, llevó a cabo el gobierno de Saddam Hussein durante la Primera Guerra del Golfo.

Lo primero que se explica es la forma de proceder de la empresa. Lo hace el protagonista junto a su hija de diez años con la ayuda de un bote de refresco. Entendíamos que nos iban a dar las claves que desembocaron en el desastre de una forma mascada y entendible. No es así ya que, en la primera parte, la del planteamiento, hay demasiados tecnicismos y citas ilegibles. Sucede algo parecido con el desarrollo posterior, cuando las imágenes son más poderosas y grandilocuentes, pero la explicación de los hechos resulta poco clara. Prima el espectáculo y el hecho de tener al espectador sin aliento gracias a un montaje que apenas concede respiro y a un director con las ideas muy claras para saber cómo sacarle partido a su historia.

La Deepwater Horizon, que coincide con el título original de este largometraje, era una plataforma petrolífera semisumergible fabricada en Corea del Sur por la empresa Hyundai y que, en el momento del accidente, estaba ubicada en las aguas del Golfo de México, a unos ochenta kilómetros de las costas de Luisiana. La plataforma, que no se apoyaba en el lecho marino y sí en sus cuatro pontones sumergidos,  perforaba pozos petrolíferos en el subsuelo y, se trasladada de un lugar a otro para dejar que las extractoras continuaran el trabajo. En abril de 2010 estaba arrendada por la compañía British Petroleum –BP-, que pagaba cerca de medio millón de dólares al día a un consorcio formado por Estados Unidos, Cuba y México. Pocos meses antes comenzó a perforar el pozo submarino más profundo de la historia.

Estos son unos cuantos datos que se ocultan o no se explican bien al espectador. Lógicamente, con un desembolso de 544 millones de dólares en tres años, la rentabilidad que se debía conseguir era máxima. De ahí que se pasaran por alto algunos controles de seguridad en aras de un mayor beneficio. Pronto, en el film, se identifica los buenos y los malos. En este último lado se ubica, principalmente, Donald Vidrine –John Malkovich-, que exige resultados positivos. Junto al personaje de Wahlberg encontramos a Jimmy Harrell –Kurt Russell-, Andrea Fleytas –Gina Rodríguez- y Caleb Holloway –Dylan O’Brien-, Entre los papeles principales también hay que destacar a Felicia –Kate Hudson-, la esposa de Mike Williams.

No están claras las razones del trágico accidente. Como se dice en el film hay cosas que no esperas que pasen pero que ocurren sin más. Esta adaptación cinematográfica se queda en la superficialidad de unos hechos que todavía no están cerrados, puesto que la Administración Obama llevó a cabo diversos estudios sobre los supervivientes basándose en los efectuados en España tras la catástrofe del Prestige.

Se pasa de puntillas sobre los resultados de la explosión y se da preferencia a la situación de los protagonistas. Los efectos especiales funcionan y, gracias a ellos y a una interpretación coherente, la película funciona como tal. No sirve como denuncia ni tampoco se preocupa mucho más allá de los hechos en sí. Desde este punto de vista, el film es absolutamente innecesario, como producción de catástrofes y explosiones es un divertimento absoluto. De todas maneras, no se hace justicia a uno de os desastres ecológicos más importantes en la historia de la Humanidad.

From → Cine

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