Saltar al contenido

Jackie (**1/2)

17 febrero 2017

Centrada en las horas posteriores al magnicidio de John F. Kennedy en Dallas, y más concretamente en la reacción de su esposa. Tanto en su insistencia por presentarse en la rueda de prensa posterior al asesinato sin cambiarse su vestido ensangrentado, como en el traslado del cuerpo a Washington y el posterior funeral.

No es fácil relatar el sufrimiento de una mujer después de que su marido muriese asesinado en sus brazos. Mucho menos, cuando se trata del presidente de los Estados Unidos. El guionista Noah Oppenheim se apartó de sus trabajos anteriores, El corredor del laberinto y la primera parte de la serie Divergente para huir de la acción y buscar un relato más íntimo, referente a las reacciones de la que, entonces era primera dama estadounidense.

La primera impresión es de sorpresa. Cada secuencia da paso a otra que nos puede parecer más extraña. A partir de una entrevista con el periodista Theodore H. White –Billy Cudrup-, vemos a una mujer fumadora empedernida pero mucho más segura de lo que cabría esperar a tenor de lo extraído por los flashbacks de que está salpicado el film, que significa el primer trabajo del chileno Pablo Larraín en Norteamérica después de sus nominaciones al Oscar y al Globo de Oro por sus anteriores trabajos No y El club.

El magnicidio de John Fitzgerald Kennedy tuvo lugar el 22 d noviembre de 1963 en la ciudad de Dallas. Habían transcurrido poco más de dos años desde que fuera proclamado presidente y desde entonces se han escrito y se han filmado decenas de historias de aquel luctuoso incidente. En la pantalla, la más recordada es la propuesta de Oliver Stone. En este caso, se parte del momento del asesinato. Poco después, para enfrentarse a la rueda de prensa correspondiente, Jackie no quiso cambiarse de vestido a pesar de que resultaban evidentes las manchas de sangre después de haber acogido en su regazo la cabeza de su marido tras recibir los impactos mortales. Se trataba de un traje rosa diseñado por Chanel que se convirtió en un icono de la moda.

Su propio esposo lo escogió para la ocasión, a pesar de que ya lo había lucido en otros eventos. Pretendía que su mujer luciera espléndida frente a las esposas de los multimillonarios republicanos, todas ellas presumiendo de alhajas y abrigos de pieles. Los modelos de la firma francesa lucen como nadie en el cuerpo de la que fuera primera dama, una mujer a quienes sus compatriotas tachaban de poco lúcida. Un calificativo que ella se encargó de diluir con sus decisiones posteriores.

Principalmente, en esas horas trágicas, se apoyaba en Bill Walton –Richard E. Grant-, un hombre próximo a la familia, y en su cuñado Bob –Peter Sarsgard-, quien no sale muy bien parado al retratarlo como un tipo mal encarado que tropezaba en todo momento con los procedimientos legales. De mayor ayuda era su persona de confianza, su ayudante Nancy Tuckerman –Greta Gerwig-. Un gran elenco que se completa con la presencia del recientemente fallecido John Hurt, que en el que fue su último trabajo ante las cámaras, encarna al padre Richard McSorley, a cuyos consejos se entrega la protagonista para restañar muchas de sus heridas interiores. Más decorativos aparece el matrimonio formado por Lindon B. Johnson y su esposa –John Carroll Lynch y Beth Grant-.

Las reacciones de Jackie Kennedy resultan más extrañas si nos atenemos a su posterior biografía, convertida en la esposa del naviero griego Aristóteles Onassis, pero si la juzgamos únicamente por el momento histórico que relata el film, nos encontramos con un personaje complejo, que pasa de la duda a la firmeza y que da pie a Natalie Portman para que firme la que posiblemente sea la mejor actuación de su filmografía. Ella está en primera fila durante el traslado del féretro y elige el lugar en el que su marido será enterrado en el cementerio de Arlington. Para ella, merecía un lugar privilegiado y así lo buscó para que fuese acompañado por los ataúdes de sus dos hijos fallecidos, Arabella, que nació muerta en 1956 y Patrick, nacido prematuramente por cesárea en 1963, que perdieron dos días después.

Llama la atención que Jackie se refiriese a su esposo como Jack, lo que puede llevar a alguna confusión al espectador. Era el apodo por el que se conocía familiarmente al primer presidente católico de los Estados Unidos. Un desconcierto que también se produce en algunos aspectos del guion y en momentos puntuales de la puesta en escena de Larraín, que se muestra demasiado cohibido y cediendo a ciertos detalles históricos prescindibles. Da la sensación de que siente abrumado por su primer trabajo en inglés y por respetar al máximo los personajes reflejados en el film.

Para el recuerdo, la buena banda sonora de Mica Levi y, sobre todo el trabajo interpretativo de Natalie Portman, rodeada de un buen elenco, con especial mención a Greta Gerwig.

From → Cine

Deja un comentario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: