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John Wick (**1/2)

21 abril 2017

Aunque había pretendido retirarse, John Wick tiene que hacer frente a un pacto de sangre y asesinar a la hermana de un mafioso. Los acuerdos están para romperlos y se ofrece una recompensa de siete millones de dólares por su cabeza, lo que evitará que no tenga descanso y los encuentros con sus oponentes sean cada vez más comprometidos.

Si alguien quiere peleas, tiroteos, persecuciones y, en fin, quedarse atrapado en la butaca durante dos horas sin tener el más mínimo descanso, esta es su película. Si ese es tu género de cine preferido, olvídate de súper héroes, de aventuras con mayor o menor adrenalina y de thrillers de acción. Incluso de las palomitas. La segunda entrega de las andanzas de este asesino, apodado Baba Yaga, que perteneció a la mafia rusa radicada en Nueva York, encarnado por Keanu Reeves, sublima cualquier otra película de este estilo. No alberga el más mínimo romance y apenas contiene media docena de breves secuencias con más de dos frases de diálogos.

Dirigida por Chad  Stahelski, uno de los dos realizadores de la anterior, la acción se inicia cuatro días después. Wick ha perdido a su esposa, víctima de un cáncer, y sigue la pista de su auto robado, un Ford Mustang del 69. Llega hasta un desguace, propiedad de Abram Tarasov –Peter Stormare-, hermano de los dos mafiosos a los que se enfrentó en el pasado, con quien firmará la paz después de eliminar prácticamente a todos sus hombres. Parece, por tanto, que todo está tranquilo, puesto que el protagonista tiene la confianza de que puede abandonar la senda del crimen después de haber cumplido con su parte.

Sin embargo, hizo en su día un pacto con Santino D’Antonio –Riccardo Scamarcio-, recogido en un marcador, que se ve obligado a cumplir. Para ello, debe asesinar a Gianna Santino –Claudia Gerini-, hermana del anterior y quien le impide el acceso a sentarse con los señores del crimen. Aunque se niega en un principio, Winston, el dueño del hotel Continental de Nueva York –Ian McShane- le recuerda que no puede faltar a su palabra, por lo que se traslada a Roma, en cuyas catacumbas tiene lugar un duro enfrentamiento con los guardaespaldas de la mujer y con los hombres enviados por su hermano para matarle una vez que hubiera completado su tarea.

De regreso a Nueva York, todos los criminales de la ciudad le buscan porque Santino ofrece siete millones de dólares por su cabeza. Utilizando un marcador, y después de haber resultado herido de gravedad, pide ayuda a los hombres de quien manda en la parte subterránea de la ciudad –Larry Fishburne-. Una vez restablecido, le ponen en camino para encontrarse con Santino, quien busca refugio en el Continental donde, en apariencia, debe resultar intocable. Así nos encontramos con otros personajes, como el conserje del hotel –Lance Reddick-, o su gerente –Franco Nero-, en un reparto que se completa con John Leguizamo, Ruby Rose, y Common,  el jefe de la guardia de Gianna.

La propuesta fílmica pasa por colores vivos, con una realización de vértigo y un personaje central que ha encontrado el actor idóneo para que cobre vida. Baba Yaga es Keanu Reeves, y viceversa, aunque en esta ocasión las heridas le obligan a caminar de una forma poco convencional, a caballo entre lo lisiado y el efecto de unas drogas que no consume. Al contrario, se mueve con soltura y se maneja con precisión en las peleas cuerpo a cuerpo. La producción artística y el montaje son dos de los puntos álgidos de esta propuesta, que vuelve a contar con el guion de Derek Kolstad y la partitura de Tyler Bates y Joel J. Richard.

Hay otros puntos no tan atractivos en el film. Los sucesos sangrientos, los enfrentamientos, los tiroteos y las persecuciones nos remiten a rodaje de estudio. Son descarnadas en todos los sentidos, incluso en el de que echamos de menos otra gente u otras repercusiones. Si estamos en el metro, los disparos no atemorizan a nadie, y el vagón se vacía antes de que los contendientes se enfrenten entre sí. Parece como si a Stahlekski sólo le preocupara lo que sucede con los personajes centrales, como esa fotografía que distorsiona el entorno para centrarse en el núcleo. A veces resulta efectivo pero hay momentos en te preguntas por qué.  Cuestiones como estas no afectarán la aceptación de quienes se entregan al cine de acción sin muchos reparos porque tendrán lo que tanto ansían con esta producción.

From → Cine

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