Se armó el belén (The Star) (*1/2)

Sigue la estrella
Un burro quiere ser algo más que un animal anclado a la noria de un molino. Cuando consigue escaparse, junto a la paloma Dave, se encontrará con María, a punto de casarse con José. Por culpa de Herodes, el matrimonio se ve obligado a viajar a Belén para cumplir con el censo mientras son perseguidos.
En 1970 se estrenaba una película dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y protagonizada por Paco Martínez Soria con este mismo título. Se centraba en un cura que tiene dificultades para montar el Nacimiento por Navidad. En este caso, nos encontramos con un film de animación del que es responsable Timothy Reckart. Se centra en un burro y en el viaje de María y José a Belén.
La historia es bien conocida. Probablemente, se trata de uno de los relatos más difundidos, y en esta propuesta se intenta una cierta desmitificación del relato, añadiendo animales juguetones y aplicados en sus ideas. El protagonista absoluto es un asno sujeto a una noria que sueña con ser protagonista fuera de aquellas cuatro paredes. La culpa la tuvo el molinero, que no le puso las guías en los ojos para que mirase siempre hacia adelante por lo que podía ver el exterior y soñar con ser importante. Además, la paloma Dave no paraba de comerle el coco para que se unieran cuanto antes a la cabalgata real.
Y en el cielo apareció una estrella. El burro se empeñó en que debía de seguirla y por eso se fugó junto a Dave, conociendo en situación de peligro a la oveja Ruth, extraviada de su rebaño. Paralelamente, los tres Reyes Magos se dejaban guiar por el brillante lucero mientras sus tres camellos debatían los motivos de los presentes que portaban sus amos. Tal vez un cumpleaños, una gran fiesta o quizá el alumbramiento del Hijo de Dios.
Los monarcas se presentan ante Herodes, a quien le anuncian el advenimiento del nuevo Rey, por lo que el tetrarca de Perea y Galilea ordena un censo y envía a su hombre de confianza y sus fieros perros dar muerte al Niño. El burro es la clave. Se presenta en la casa que compartirán los esposos. María le pone el nombre de Bo y le cura una pata dañada poco antes de que su marido se entere que está embarazada. La aventura prosigue camino a Belén, donde los recién casados deben cumplir con el padrón ordenado por las autoridades.
Si la idea era filmar una película con un argumento más que reconocible para asegurarse el éxito en taquilla, es posible que sus mentores hayan acertado. No en cuanto a los valores fílmicos o su posible respaldo mayoritario. Sony ha producido films animados mucho más coherentes y entretenidos. La obsesión por convertir a los animales en protagonistas lleva a presentarnos a José de Arimatea como el bufón de la cinta, a María como una belleza morena de ojos inmensos que puede competir con las princesas Disney, tanto en su figura como en su forma de actuar, y un argumento que resulta una versión libre de las Escrituras y por ello poco reconocible en sus particularidades aunque no en su conjunto.
La animación tampoco sorprende, incluso parece trasnochada. La huida de Bo del molinero se queda pobre si la comparamos, por ejemplo, con la de Aladdin en el mercado. Y eso que han pasado ya tres lustros desde entonces. Tampoco se saca suficiente partido a las peripecias del burro a la hora de enfrentarse a los riscos hasta que se llega a un final amable y que pretende ser enternecedor. Para estar respaldada por una multinacional hay que exigirle mucho más a una propuesta que no cuenta apenas con personajes para el recuerdo. La Anunciación se nos antoja escasamente verosímil, no por su puesta en escena, sino por la forma en que se lleva a cabo. María conoce que engendrará al Hijo de Dios, pero José se entera demasiado tarde y por ello resulta poco creíble la fórmula utilizada en el film. Al final, por lo menos, nos queda la estrella y el canción principal, interpretada por Mariah Carey.