Persecución al límite (Collide) (*)

Colisiones que cuestan un riñón
Dos jóvenes estadounidenses se conocen en la noche de Colonia y se enamoran después de que ella le hubiera pedido a él que abandonara su vida delictiva. Poco después vuelve a las andadas con la intención de obtener un dinero fácil y rápido con el que pueda hacer frente al trasplante de riñón que necesita su pareja.
El estreno de este film de acción estaba previsto para el mes de octubre de 2015, pero la bancarrota de Relativity Media volvió a colocarlo en el mercado hasta que, del primero de abril del año siguiente, se pasó hasta el 24 de febrero de 2017. Tras un año y medio dando vueltas por ahí, y después de sus bajas recaudaciones en Norteamérica, todo parecía indicar que se quedaría en el limbo y pasaría directamente al consumo doméstico. La realidad es bien distinta y esta producción dirigida por el londinense Eran Creevy ve por fin la luz en nuestras pantallas.
Ciertamente, el reparto de este largometraje es de lo más atractivo, pero sus intérpretes tienen que jugar con unos personajes tan mal diseñados que apenas pueden sacarlos adelante. Incluso, Anthony Hopkins recibió una nominación a los Premios Razzie, conocidos también como los anti Oscar. Ben Kingsley podría haber sido otro de los damnificados por esta propuesta. Ambos se encargan de dos tipos mafiosos que, como suele ser habitual en estos casos, quieren más dinero a costa de dinero.
La acción transcurre en la ciudad alemana de Colonia, en una de cuyas discotecas se conocen dos jóvenes estadounidenses. Casey Stein –Nicholas Hoult- trabaja junto a su amigo Matthias –Marwan Kenzari- para un mafioso llamado Geran –Ben Kingsley-. A éste le cae especialmente bien el norteamericano por su destreza en la conducción. Es un enamorado del cine de los ochenta, y de títulos como Perfect, y quizá por eso, unido a su posible parecido físico, le apoda al chico Burt Reynolds. Puede ser que en recuerdo a Los locos de Cannonball. Juliette Marne –Felicity Jones- sirve copas en el local. Llegó a Europa para huir de la opresión de sus padres y para estudiar, pero no tiene claro su futuro.
A cambio de una cita, Juliette le pide a Casey que deje la vida delictiva, lo que le lleva a rechazar una nueva operación que podría reportarle una buena cantidad de dinero. Pasa por diferentes trabajos de baja escala y deciden vivir juntos hasta que él descubre que la chica está enferma del riñón y necesita un trasplante. En Alemania, pueden facilitarle la diálisis, pero la intervención hay que pagarla. La necesidad obliga y Casey recurre nuevamente a Geran para efectuar un trabajo que le proporcione rápidamente el dinero necesario para el quirófano. De esta forma conoce a Hagen Kahl –Anthony Hopkins-. Junto a su amigo Matthias diseñan un plan que puede reportar alrededor de cinco millones.
Lo que sigue son persecuciones y tiroteos casi sin solución de continuidad. El argumento prácticamente no existe desde ese instante y todo se sublima en aras de la acción. Lógicamente, se aprovechan las cualidades al volante de Casey, al tiempo que los automóviles de alta gama posibilitan secuencias irregulares a cuatro ruedas. El inicio ya supone toda una declaración de intenciones, cuando encontramos al protagonista masculino dentro de un auto volcado y diciendo que a veces se llevan a cabo actos impensables por amor. Si aceptamos que el amor lo justifica todo, justifiquemos también la historia, aunque no tanto las voces en off repetitivas que apenas benefician el conjunto.
El título original, Collide, hace referencia a Autobahn, el vocablo germano para referirse a la autopista. En algunas de ellas tiene lugar el grueso de este largometraje, que se queda muy por debajo en relación a otras producciones como las correspondientes a la saga Fast and Furious. Aun siendo pasable la puesta en escena en este aspecto, falla en la construcción y desarrollo de los personajes. Todos ellos parecen tener más vidas que un gato callejero. Los roles más importantes sobreviven siempre aunque les disparen al corazón o sufran accidentes que terminen en varias vueltas de campana o explosiones. No llevan armaduras, pero su piel nos recuerda a la de Supermán y su cuerpo al de Deadpool.