Pesadillas 2: Noche de Halloween (Goosebumps 2: Haunted Halloween) (1/2)

Muñeco familiar y diabólico
Un par de jóvenes amigos encuentran un libro cerrado con llave en un caserón antiguo de la serie escrita por R.L. Stine. Tras abrir el volumen aparece el perverso muñeco de ventrílocuo llamado Slappy. Con él surgen los monstruos habituales de la noche de Halloween, que cobran vida y amenazan con quedarse para siempre.
Segunda entrega cinematográfica de la serie Pesadillas, basada en los libros de R.L. Stine que en la pantalla vuelve a incorporar Jack Black con su correspondiente cameo. El original cinematográfico, que data de 2015, aunque no fuese para recordar, presentaba algunos pasajes interesantes, como la rueda de una noria desplazándose por un pequeño bosque, y unos efectos especiales llamativos que rodeaban a los personajes recurrentes la noche de Halloween. En esta propuesta, ese último apartado se garantiza, si bien la historia es mucho más infantil y, posiblemente, bastante menos interesante para los adultos.
Dos chavales, Sonny –Jeremy Ray Taylor- y su mejor amigo Sam –Caleel Harris- son quienes desencadenan la acción. Sorprende que Sonny, muy aficionado a la electrónica, sea un chaval entrado en kilos, algo poco habitual en la pantalla. Ejerce como protagonista junto con su hermana Sarah –Madison Iseman-, quien curiosamente compartió personaje con Jack Black en Jumanji. Ella fue castigada por su madre, Kathy –Wendi McLendon-Covey- después de haberla pillado en casa con su novio, Tommy Madigan –Peyton Eich-. Por eso se ve obligada a cuidar ese fin de semana de su hermano y de Sam, confiado por su padre.
Mientras Sonny intenta sacar adelante un proyecto de física para clase, su amigo se pasa por chatarrero y cierra un trato consistente en acceder a un antiguo caserón medio destartalado y sacar los enseres, pudiéndose quedar con aquellos que consideren interesantes. Entre los objetos encuentran un libro sellado con un candado. Cuando lo abren liberan a Slappy, el conocido muñeco de ventrílocuo de la serie. No tardan en descubrir que tiene vida propia.
Lo primero que hace es castigar a los matones que persiguen a los dos amigos, especialmente a su cabecilla. Lo hace de modo infantil, bajándole a distancia los pantalones y dejando al descubierto una graciosa ropa interior. Ese hecho ya nos da idea del espíritu de la producción, que va dirigida a los más pequeños para dejar más bien indiferente a los mayores. Entre un par de sustos forzados, el acercamiento al terror es demasiado light. Slappy pretende instalarse en un hogar donde se integre en la familia. Por eso no tarda en descubrir sus habilidades a Sarah, esperando ser uno más en la casa.
De todas formas, y como suele ser habitual en los relatos de Stine, aparecen todo tipo de figuras, desde súper héroes a todos aquellos elementos típicos de Halloween. Seres gigantes o calabazas que toman vida. El cineasta Ari Sandel consigue que los efectos especiales luzcan por doquier, especialmente los relacionados con la pirotecnia, y los protagonistas tienen ante sí el resto de que esa noche mágica y fantasmagórica no se prolongue en el tiempo. La empresa no es fácil.
El argumento es endeble y difícil de estirar. Por eso, se han incluido otros personajes que apenas vienen a cuento. A Walter –Chris Parnell-, lo encontramos en su supermercado y se muestra como un admirador de Kathy, la madre de los dos hermanos protagonistas. No deja de ser un pretendiente almibarado. Mr. Chu –Ken Jeong- es un vecino que, a falta de descendencia, se empeña en crear una especie de parque temático frente a su casa con vistas a Halloween. Pudiera ser divertido, aunque su presencia se queda en la simple anécdota.
En 2003, el Libro Guinness de los Récords nombró esta serie de libros como la colección infantil más vendida de todos los tiempos. Gozó de su propia serie televisiva que, en los noventa, fue vendida a más de sesenta países, tuvo su propio juego de mesa y se han creado dos videojuegos basados en sus personajes. Es difícil encontrar a alguien en nuestro país que, nacido a partir de 1985, no hubiera leído por lo menos uno de los volúmenes de Stine. En ese aspecto la promoción está garantizada. Otra cosa es que la película trascienda más allá de la semana festiva centrada en la jornada del truco o trato.