Ralph Rompe Internet (Ralph Breaks the Internet ) (***)

Princesas Disney hasta en los videojuegos
El malo de las máquinas recreativas y su compañera, Vanellope von Schweetz, deben introducirse en el complicado mudo de Internet para conseguir un pieza que haga funcionar nuevamente el videojuego de la experimentada conductora. En la franquicia irrumpe un empresario que es el algoritmo estrella de la página de moda en la Red.
Los ejecutivos de Disney sacan dinero hasta debajo de las piedras. La multinacional lleva camino de fagocitarse a sí misma embutida en una burbuja de éxito popular por el que es capaz de traicionar a sus principios o de llevar a cabo las acciones necesarias para justificar sus fines. Se ha subido a la ola de la recreación con personajes reales de sus filmes animados más representativos, y hurga hasta las entrañas para levantar secuelas que hagan hervir la máquina del dinero.
De todas formas, dentro las segundas partes de las sagas del estudio, las andanzas del forzudo Ralph son de las mejores vistas hasta el momento. No se limita, como suele ser la norma, a repetir sin pudor los momentos más agradecidos del original sino que propone un dramatismo convincente, al margen de plantearse una serie de dudas que desembocan en distintas moralejas. Puede que los más pequeños se pierdan muchas de esas ideas, pero se lo pasarán en grande con la aventura principal mientras los mayores descubren cuestiones ara reflexionar que suelen estar vedadas en un producto de animación.
La primera que se pone en solfa es la rutina. Vanellope von Schweetz se queja de que las carreras automovilísticas en las que participa son reiterativas. Por su parte, el forzudo protagonista celebra que el trabajo no sea una carga exhaustiva. Su buen corazón le insta a intervenir cuando en el establecimiento de máquinas arcade una chica decide escoger el personaje de su amiga para participar en una carrera. Cuando está a punto de ganar, Ralph abre con sus puños un sendero inédito, lo que conduce a la catástrofe.
Adquirir un recambio de la pieza estropeada supone un desembolso superior al beneficio que proporciona la máquina, por lo que el responsable del local la termina apagando. La única solución pasa por introducirse en Internet gracias a la incorporación al local del Wi-Fi. Aunque se les advierte de los peligros que se pueden encontrar en la Red, la pareja decide introducirse en un mundo que no conocen y en el que tendrán que recurrir a la ayuda de los ciudanets, o habitantes de Internet si quieren salir airosos en su empresa.
Hasta el momento habíamos jugado a descubrir personajes de videojuegos que han marcado épocas, como Street Fighter, Pac-Man o Tron, entre otros. A partir de la incorporación a la Red, el colorido se multiplica y surgen otros caracteres reconocibles. Disney tira de franquicias y encontramos a C-3PO, Stormtrooper FN-3181, el Groot de Guardianes de la Galaxia y hasta el mismísimo Stan Lee haciendo un cameo. Tampoco faltan representantes de la casa o foráneos, como Buzz Lightyear, el Eeyeore de Winnie the Pooh y Sonic the Hedgehog.
Pero lo más llamativo son las princesas. Están todas, desde Blancanieves a Moana, dejando que Frozen se lleve el gato al agua con la presencia de Anna y Elsa. Aparece, incluso, Tiana, la de menos tirón popular. Son como un pegote, pero no importa. Los responsables de esta producción, Rich Moore y Phil Johnston estuvieron a punto de abandonar en su empeño, ¿o imposición?, hasta que al fin consiguieron encontrar un hecho a sus altezas reales. Es el momento de una canción que habla de la importancia de perseguir los sueños. Los temas musicales de Henry Jackman, en general, son agradables y están bien salpicados.
Rich Moore fue responsable de la primera entrega, y de títulos como Zootrópolis. Suponemos que habrá terminado esta empresa con la satisfacción de saber que está a la altura del original. Gracias, principalmente, a lo que ofrece entre líneas, que nos hará replantearnos ciertos conceptos, como el bullying en la Red o la presencia de los pop-ups o ventanas emergentes. También lo que rodea a muchas páginas de moda gracias al personaje más novedoso del film. Se trata de Yess, un empresario de Internet y algoritmo estrella de BuzzTube, la web de moda.
Ciertamente, los guionistas han pretendido que se quedaran pocas cosas importantes en el tintero. Nombres habituales de uso cotidiano, como eBay, y otros enmascarados, seguramente, por motivos de licencia. En esa tesitura nos encontramos con Knowsmore, un motor de búsqueda. No deja de ser entrañable que Ralph sea un personaje antagonista dentro de los videojuegos que, una vez más, se convierte en héroe. Ahora, por compañerismo, al tiempo que efectúa un recorrido iniciático por un mundo tan complejo como es el de la Red de Redes.