Galveston (**1/2)

Un refugio en los orígenes
Un asesino a sueldo de Nueva Orleáns es objeto de una emboscada de la que consigue salir a duras penas. En su huida se encuentra acompañado por una joven con la que emprende un viaje hasta Galveston, su localidad natal, con el objetivo de esconderse durante algún tiempo.
Galveston es una localidad del Estado de Texas, localizada en el golfo del mismo nombre, y que se incluye dentro del inmenso Golfo de México. Una atractiva localidad costera en la que se divisan pozos petrolíferos que incluso están ubicados en el mar. Ese es el destino de los dos protagonistas de la primera película rodada en Estados Unidos por la actriz, cantante y directora parisina Mélanie Laurent. De la que recordamos especialmente Respira, presentada en 2014.
Roy -Ben Foster- es uno de los sicarios de Stan Pitko -Beau Bridges-, quien le manda, junto con un compañero a cumplir un trabajo en apariencia sencillo. Realmente, se trata de una trampa, porque el mafioso pretende eliminar a su esbirro toda vez que ha comenzado a tontear con la novia de éste. El protagonista logra salir de la ratonera en que se había metido y lo hace con una prostituta de diecinueve años llamada Rocky -Elle Fanning-, que estaba atada de pies y manos después de que le hubieran anunciado un trágico final.
En esas condiciones, lo más sensato es huir y esconderse durante un tiempo. Roy devora kilómetros al volante y Rocky le pide que haga una pequeña parada en Orange, dentro ya del condado de Texas. De allí, tras escucharse un disparo, regresa con una niña en brazos, supuestamente su hermana, objeto de malos tratos por parte de su padrastro. Finalmente, llegan a Galveston, donde se alojan en un motel cerca del mar regido por Nancy, a la que da vida CK McFarland, componiendo una actuación que sobrepasa con mucho el calificativo de consistente
Inicialmente, la historia suena a convencional. Algo que tenemos muy visto pese a basarse en un relato de Nick Pizzolatto, responsable de True Detective. Hay algunos aspectos que, sin embargo, la diferencia con respecto a los tópicos del género. Mélanie Laurent procura adentrarse en un mundo sórdido que da preferencia a sus dos personajes centrales, luciéndose en el vestuario de Fanning cuyo atuendo rojo en la parte final del film es un hallazgo. No se deja atrapar por los clásicos clichés del emparejamiento entre dos personas que, en este caso, a pesar de mostrar una gran fortaleza, acusan su debilidad. Ella, porque no tiene más recursos que su propio cuerpo; él, aquejado de una enfermedad pulmonar que, a sus cuarenta años, puede llevarle a la tumba en poco tiempo.
Además, hay una insistencia casi febril en fotografiar unos cielos tan complejos como absorbentes. En este aspecto hay que destacar la labor de Arnaud Potier, quien logra sorprendernos siempre con los espacios exteriores, que vuelven a gozar de un protagonismo inesperado en las últimas secuencias. Con anterioridad, desde que se instalan en el motel, la producción se suelta el pelo, se muestra más original y auténtica, ayudada por personajes secundarios tan oscuros como el resto de los caracteres, pero ajustadamente interpretados. No nos referimos solamente a CK McFarland. También cabe recordar, sobre todo, a Robert Aramayo, un vecino y delincuente joven con mucho que esconder. La española María Valverde también forma parte del elenco, pero no es aconsejable desvelar aquí su papel.
La cinta nos presenta a dos personajes rotundos, condenados a un futuro más que incierto, que tienen como catalizador una adorable niña de tres años. Conforme avanza el desenlace nos preguntamos si habrá redención para ambos y un epílogo, tal vez discutible, rubrica las consecuencias de unas vidas que no se han desarrollado conforme hubieran querido sus responsables. La propuesta es dura, y no por la posible violencia o las propias imágenes. Aunque no sea una película que deje una acusada huella, Roy y Rocky invitan a reflexionar sobre ellos, sus antecedentes y las consecuencias de sus actos. Esa es la mayor angustia que nos provoca.