Holmes and Watson (-)

Dios salve a la Reina (porque ellos no)
En clave de humor, Sherlock Holmes y el Dr. Watson se enfrentan a un problema mayúsculo cuando alguien pretende asesinar a la Reina de Inglaterra. Se repasará el momento en que ambos personajes se conocen y surgirá la figura de Moriarty, el enemigo acérrimo del afamado detective.
Si no fuera porque el director de esta película firmó un corto y otro largometraje anterior, creeríamos que se trataba del pseudónimo de cualquier primate al que se le hubiera dado una cámara para poder filmar. Y encima se llama Etan Cohen, aunque la hache intercalada denota que nada tiene que ver con los hermanos responsables de Fargo. La puesta en escena, no obstante, tampoco se puede calificar como lo peor de esta estrambótica producción, por definirla de alguna manera. El guion del propio cineasta alcanza las cotas más insospechadas de la inoperancia.
Con un presupuesto importante como para considerarla próxima a una gran producción, El resultado, por mucho que pueda funcionar en taquilla por mor de sus astracanadas. Es insultante para la inteligencia. Las palomitas se debieran de administrar con somníferos porque si los personajes son dignos de una total esquizofrenia no le andan a la zaga sus dos actores principales, Will Ferrell y John C. Reilly. Lo que desconocemos son las razones que han llevado a una actriz interesante como Rebecca Hall a figurar en un reparto donde también hay hueco para Ralph Fiennes, que da vida a Moriarty. Su trabajo es tan poco visible como el de Luis Tosar en el comercial para una marca de cerveza.
Al principio, se le puede otorgar un margen de confianza. Un texto aparece en pantalla y cuando nos devanamos los sesos para saber quien dictó tal sentencia, se nos indica que fue Hannah Montana a lo largo de su segunda temporada. Primeras risas. Para los mínimamente exigentes, las últimas. Watson y Holmes, que se afanaba en el colegio por descubrir a los que empleaban malas artes, se conocen cuando aquel se quiere suicidar y termina cayendo, tras un malentendido que solo puede gustar al guionista y a uno de los productores, que es el propio Will Ferrell, en una gran cucurbitácea que el detective cuidaba con esmero. Holmes es un tipo engreído, egocéntrico y hasta detestable. Dejémosle ahí.
Lo cierto es que Su Graciosa Majestad, la Reina Victoria -Pam Ferris-, les llama para que resuelvan un atentado que, según anuncia su autor, acabará con la vida de la monarca en tres días. Después de que las pesquisas del inspector Lestrade -Rob Brydon- hayan fracasado, Holmes es la última esperanza. Quizá tampoco sea el adecuado si tenemos en cuenta que, durante un episodio que se supone cómico y es más parecido a un guiñol, certifica junto a Watson que la Reina ha muerto. Si fuera así, ellos serían los responsables.
No dudo que la película tenga sus seguidores en los amigos del disparate o de lo políticamente incorrecto, incluso que sea comercialmente rentable, pero que nadie se engañe: el cine no es esto. Ni por citas históricas equivocadas, como pretender que el Titanic partió de Londres en lugar de Southampton o que la criada de Holmes -Kelly McDonald, se llevaba a la cama, precisamente a la de Watson, desde Einstein a Mark Twain. Probablemente, porque Etan Cohen piense que el Misisipí desemboca en el Támesis.
La pretendida caricatura se queda en esperpento, pero en su aspecto más negativo y no en el que nos mostraba Valle Inclán con tanto acierto. Quiere ser graciosa y es burda; pretende remedar a la serie protagonizada por Benedicy Cumberbach, o a los largometrajes protagonizados por Robert Downey Jr., y no sabe por donde van los tiros; deja caer la relación homosexual entre Holmes y Watson, pero este último se enamora de la doctora Grace Hart -Rebecca Hall- y el detective da su primer beso a Millie -Lauren Lapkus- y phasta arece que le ha sentado bien. En cuanto al antagonista de la historia, su responsable no sabe ni qué hacer con él ni con el actor que lo interpreta. Todo ello redunda en un guion pueril, en una puesta en escena torpe, en una interpretación descolocada y en la peor película del año teniendo en cuenta su presupuesto y sus equipos técnicos y artísticos,