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Funan (***1/2)

20 marzo 2019

La organización sabe lo que es mejor para ti

Un matrimonio, junto a un niño de apenas cuatro años, ha de salir de la capital de Camboya tras la irrupción de los jemeres rojos. Tras un largo peregrinaje, y después de haber sido separados de su hijo, se ve obligado a desprenderse de todas sus pertenencias y a duras jornadas laborales en el campo.

En el último cuarto del siglo una de las mayores tragedias para la población de un país se vivió en Camboya. La irrupción de los jemeres rojos, en nombre de Angkar –La Organización- provocó en casi cuatro años la muerte de unos dos millones de personas y el exilio de otro medio millón. Aproximadamente la mitad de sus habitantes fueron obligados a evacuar sus hogares y dejar atrás sus pertenencias en el transcurso de una semana. Tras una larga marcha se vieron empujados sin remedio a emplearse en las exigentes tareas agrarias marcadas por lo que se denominaban a sí mismos pueblo nuevo

El régimen instaurado por su visionario líder, Pol Pot, generó los conocidos como campos de la muerte, reflejados con anterioridad en el cine gracias a Los gritos del silencioKilling Fields-. Un estado en el que sus pobladores no temían identidad y los padres eran separados de sus hijos que posteriormente eran adoctrinados en el nuevo régimen. Angkar velaba por todos y decidía lo que era mejor para individuo, pero si no pertenecías a los jemeres rojos, integrantes del Partido Comunista de Kampuchea, solo encontrabas hambruna, trabajo exhaustivo e infraviviendas. Las purgas eran constantes por discriminación religiosa, minoría étnica o por apego a la propiedad privada.

En esas circunstancias encontramos a Chou, su esposa Khuon y su hijo Sovanh quienes, como muchos otros compatriotas, se ven obligados a abandonar Nom Pen. Una hilera interminable de desplazados son controlados por los jemeres rojos y trasladados a campos de cultivo. Al vadear un río los padres son separados de Sovanah e intentarán lo indecible por poder reunirse con él. La empresa es harto difícil puesto que la muerte les rodea, así como la miseria y las enfermedades. No tenemos elección. Hay que quedarse y sobrevivir, llega a decir Chou ante la insistencia de su esposa.

Entienden que el niño, que cuenta con la misma edad que tenía el régimen cuando cayó a consecuencia de la invasión vietnamita, estará a buen recaudo junto a su abuela. Chou y Khuon están acompañados por otros familiares que afrontan su nuevo destino de diferentes formas. Su esperanza es llegar a una localidad en la que se encuentra uno de sus primos, Tuch, en cuya casa podrán refugiarse. Sin embargo, el nuevo régimen se ha instaurado en todas partes y su familiar forma parte de los guerrilleros. De nada vale que la mujer se preste voluntaria para los trabajos nocturnos, puesto que el permiso para visitar el campamento donde se encuentra Sovanah, a un día de viaje, siempre le será denegado.

El debutante Denis Do firma una producción dramática, que se suaviza en parte por tratarse de un film de animación. Los bellos paisajes, muy bien diseñados, contrastan con la dureza de la vida diaria que se exige a los desplazados. Una cárcel podría ser un paraíso en comparación con su existencia. Se trata de un filme para adultos, sin apenas concesiones. Un ejemplo similar en Francia a lo que representó en España la última ganadora del Goya en este apartado, Un día más con vida.

La propuesta es valiente y, a pesar de las dificultades, sale casi siempre airosa. La narración es compacta y su riqueza visual valida perfectamente el distanciamiento de una historia trágica, tremenda. El título parece responder al antiguo reino de Funán, localizado principalmente en torno al delta del río Mekong y cuyo territorio abarca parte de las actuales Camboya y Vietnam. Se trataba de una zona próspera, que posteriormente exportaba grandes cantidades de arroz y que el régimen genocida de Pol Pot se encargó de destruir.

Se propone una lección de humanidad, y también de supervivencia. En un mundo en el que lo único válido era obedecer, unos padres luchan por reencontrarse con su hijo. En medio de los contrastes visuales, de un paisaje agradecido y un día a día sin apenas esperanza, se advierten algunos rayos de luz. Lo importante es aguantar, no decaer y que tengas una meta por la que luchar y salir adelante. El guion no concede alegrías gratuitas. Si las hay, se encuentran únicamente en una puesta en escena que, si no invita al optimismo, ofrece algún resquicio ilusionante ¿Valdrán la pena todas las calamidades que se deberán de sufrir por ello?

From → Cine

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