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Dulcinea (**1/2)

17 septiembre 2019

Un quijote americano en Madrid

Un joven norteamericano obsesionado con la figura de Don Quijote, entra en una espiral descendente hasta que su terapeuta le proporciona un anillo con el que puede desplazarse a cualquier lugar. Uno de sus destinos será Madrid, donde encontrará el amor que buscaba el personaje cervantino.

Hay una mezcla de fervor casi religioso por la obra inmortal de Cervantes y también por el llamado amor verdadero, más próximo al caballeresco que al pasional, en este primer trabajo cinematográfico del joven de 21 años David Hebrero. Se trata de una mezcla de estilos que van desde el drama al género fantástico, pasando por la comedia, el romanticismo y algunas gotas de road movie, cuyo guion escribió conjuntamente con el actor principal, Steven Tulumello. Hablada preferentemente en inglés, también constituye una guía turística de la capital de España.

Connor regresa a su casa en los Ángeles después de una supuesta gira con un grupo musical, aunque en realidad ha trabajado limpiando los retretes de un local de comida rápida. En ese tiempo no ha estado en contacto con su familia, pero vuelve dispuesto a pedirle matrimonio a su novia y después viajar con ella a Barcelona para, desde allí, imbuirse todavía más en la esencia de su personaje favorito, Don Quijote. Recurriendo a imágenes animadas, la apertura del filme es una síntesis del texto de Cervantes.

Lo que puede salir mal, en ocasiones aun es peor que las previsiones más negativas. La novia de Connor, una vez que ha pasado el tiempo sin ninguna comunicación ya fuera telefónica o presencial, se ha enrollado con su hermano. En ese interregno ha fallecido su madre y su padre, Fred -Phil Miller- no quiere saber nada de él. Incluso, pretende suicidarse un par de veces sin conseguirlo ya que finalmente es salvado por su terapeuta, Martha -Thalma de Freitas-, que se lo lleva a su casa.

Cuando piensa que está preparado le proporciona un anillo con el que el protagonista podrá desplazarse de inmediato a cualquier parte del mundo. En una producción de bajo presupuesto destacan las imágenes de Las Vegas, Nueva York, París y… Madrid. Connor llega a la capital de España para perseguir las huellas de Don Quijote y se encuentra con una pintora aficionada llamada Isabella -Sara Sanz-, quien le descubrirá los secretos de la ciudad en vísperas de las Navidades. El homenaje a Woody Allen, especialmente a Mkidnight in Paris flota en el ambiente.

Se citan para el día siguiente, y ella no aparece. Vuelve a encontrarla frente al Palacio Real en la misma situación que veinticuatro horas antes, pero ella no lo reconoce. Lo cierto es que no puede regresar al mismo lugar por medio del anillo salvo que entre en un bucle temporal que recuerda Atrapado en el tiempoGroundhog Day, 1993-. Demasiado tarde, porque Connor está obsesionado por Isabella de la misma forma en que Don Quijote lo estaba por Dulcinea. Se trata de un amor platónico, que va incluso más allá. No me planteo dejar de buscarla porque yo la amo y ella me ama, llega a decir.

La propuesta de David Hebrero, nacido en Las Rozas y residente en Estados Unidos, puede despistar a lo largo de su desarrollo por la mezcla de géneros que se dan cita en esta ópera prima. Nos creemos que es una comedia hasta que advertimos el drama, la ofuscación y la fantasía. Seguramente, haya recurrido al anillo para saltarse las barreras de una escasa financiación. De ser así, el recurso es realmente habilidoso en un trabajo cuyos diálogos debieran haber sido más valiosos.

Aunque Don Quijote está presente continuamente en el relato, hay ciertos apuntes que invitan a la reflexión. Connor es la figura opuesta al ingenioso hidalgo. Más bien recuerda a Sancho Panza. Incluso llega a advertirnos de que se ha pasado siempre por alto en el texto cervantino el amor que éste le profesa al caballero, ya que le sigue incondicionalmente a todas partes. El protagonista quiere ser Don Quijote y Sancho a la vez. ¿De qué otra forma se incluiría a Alonso -Germán Torres- entre los personajes de la película?

En todo caso, nos encontramos ante una obra muy personal e imaginativa. Irregular en bastantes aspectos, especialmente en la puesta en escena y en algunos pasajes interpretativos. Se refuerza con una colección de temas musicales que parecen bien elegidos y, en su conjunto, sorprende. Se podría pensar en una adaptación a los tiempos actuales de la figura del inmortal personaje novelesco, o de una aproximación a la enigmática Dulcinea, a la que Cervantes no radiografió al detalle. No es así, porque Hebrero propone una revisión en general de los caracteres principales. Los suyos resultan una consecuencia de los cervantinos y en ningún caso significan una adaptación modernista o una visión sesgada de los mismos.

From → Cine

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