La directora de orquesta (The Dirigent – The Conductor) (***)

La música exige paridad
Biopic acerca de la figura de Antonia Brico, la primera especialista que dirigió con éxito la Filarmónica de Berlín y luchó contra viento y marea porque la mujer tuviera un papel digno dentro de su profesión. Puso en evidencia las reticencias en este sentido de una sociedad con evidentes prejuicios.
Según las grandes publicaciones del sector, incluida la revista Gramophone, ninguna mujer merece estar entre los cincuenta mejores directores de orquesta de la historia. Ni siquiera Antonia Brico, nacida en los Países Bajos, pero formada musicalmente en Estados Unidos. Fue la primera que dirigió con éxito la Filarmónica de Berlín y se responsabilizó en Nueva York de una formación integrada solamente por mujeres que obtuvo el respaldo de la por entonces primera dama, Eleanor Roosevelt.
Esta producción de los Países Bajos, escrita y dirigida por Maria Peters, responsable de la atractiva Sonny Boy, propone la reivindicación de la mujer en una actividad que se le presenta más hostil de lo esperado. La sociedad clasista en la segunda década del siglo XX constituía un muro infranqueable contra el que Brico luchó con denuedo. Máxime, por tratarse de una mujer bastarda que fue comprada por el matrimonio Wolthuis quien emigró con ella a los Estados Unidos y se mantenía con el suelo de basurero del cabeza de familia.
Fue él quien encontró un desvencijado piano con el que la protagonista aprendió las primeras lecciones. Convertida en una mujer, tomó clases con el afamado Mark Goldsmith -Seumas F. Sargent-, mientras se relacionaba con un joven de la alta sociedad, Frank Thomsen -Benjamin Wainwright, heredero de una importante familia cuyos padres -Sian Thomas y Tim Ahern-, especialmente la esposa, no perseguían otra cosa que ridiculizarla.
Lejos de amilanarse, Antonia Brico mostraba respuestas ágiles y certeras para combatir el desdén con el que la mayoría la trataba. Goldsmith insistía en que una mujer nunca podría dirigir una orquesta, y de una opinión parecida era el también neerlandés Willen Mengelberg -Gijs Scholten van Aschat-, que dirigió la Filarmónica de Nueva York entre 1922 y 1928. Para salir adelante y lograr sus sueños, Brico se enroló como pianista en una orquesta de cabaret donde tenían lugar actuaciones de transformismo. En ella encontró el apoyo de Robin Jones -Scott Turner Schofield-, virtuoso del contrabajo y nacido hombre en un cuerpo de mujer.
La cinta tiene más similitudes con una producción norteamericana que europea. Maria Peters ha dramatizado la biografía de su protagonista para llevarla justamente s du terreno. Nos presenta a una Antonia Brico con una belleza sensual que atrapaba a los hombres, cuando la realidad parece bien distinta. Es evidente que la actriz Christanne de Brujin es bastante más agraciada, al tiempo que cumple muy bien con su personaje. El guion contiene muchos clichés, incluidos el de la Cenicienta que alcanza sus sueños labrándose su propio camino hasta el amigo incondicional, pasando por el amor imposible.
Nada de ello impide que la película sea especialmente resultona, sobre todo entre el público femenino. El personaje central se muestra fuerte y seguro de sí mismo en un entorno hostil. Sabe salir a flote con obstinación y entrega, al tiempo que sus actos y sus palabras se acompañan de una fortaleza mental propia de una mujer que quiere sentirse igual en un mundo de hombres, en una profesión en la que la paridad no parece tener cabida, al menos de momento.
Visualmente, el film es correcto, bien respaldado por la fotografía de Rolf Dekens. Si el guion, aunque funciona más que correctamente, no es lo mejor de esta propuesta, echamos de menos algún recorrido por las ciudades en que transcurre. Ámsterdam aparece con su estación de ferrocarril y un plano rodado en los canales, pero Nueva York se queda al margen si no fuera por una vista general desde el Puente de Brooklyn en el que se nota demasiado una maqueta no muy bien trabajada.
De todas formas, este trabajo supera en calidez y apasionamiento a los últimos largometrajes llegados hasta nosotros que sirven para enarbolar la bandera de la igualdad. Féminas que han luchado arriesgando hasta su propia vida. En cuanto a la música se refiere, es el primer caso después de un documental sobre una big band formada únicamente por chicas que gozó de cierta popularidad durante el transcurso de la II Guerra Mundial y fue presentado en el Festival de Valladolid hace un par de décadas.