Christian Rubeck, David Bark-Jones, Fridtjov Såheim, Katherine Waterston, Mads Sjøgård Pettersen, Pal Ulvik Rokseth, Pål Sverre Hagen, Spen Sandberg, Trond Espen Seim
Amundsen (**)

Una vida entre hielo
El explorador noruego Roald Amundsen fue el primer hombre en llegar al Polo Sur, y también abrió el llamado Paso del Noroeste, que comunica los océanos Atlántico y Pacífico. Este es un recorrido por su vida, sus hazañas, las difíciles relaciones con su hermano Leon y su carácter mujeriego.
No cabe duda de que sus películas biográficas sobre Max Manus, el líder de la resistencia noruega en la Segunda Guerra Mundial, y sobre el aventurero Thor Heyerdahl, le abrieron las puertas de Hollywood al cineasta Spen Sandberg. De regreso a su país puso en marcha un nuevo biopic sobre otro compatriota universal, el explorador Roald Amundsen. Una vida muy interesante, ya que hablamos del primer ser humano que llegó al Polo Sur y que, entre otros hallazgos, fue pionero del Paso del Noroeste.
La historia de un personaje tan singular se podía haber atacado de muchas formas. Probablemente, la más emocionante fuera la pugna que mantuvo con el británico Robert Falcon Scott –David Bark-Jones- por alcanzar antes que nadie el punto más meridional del Globo. El monarca Haakon pretendía que dedicara su empeño a abrir el Paso del Noroeste, pero Amundsen quería ganar la carrera y se aplicó en su expedición al hemisferio sur. En realidad, no tenía mayor interés en dirigirse al norte toda vez que Robert Peary ya había dejado previamente su huella. El guion de Ravn Lanesskog abarca un período mucho más amplio y no se detiene en demasiadas concreciones.
De esta forma, la cinta ofrece la conquista de diversos retos y se entretiene fundamentalmente en las controvertidas relaciones del protagonista con su hermano Leon –Christian Rubeck-, que pese a todo fue decisivo a la hora de encontrar financiación para sus proyectos, así como en su aspecto mujeriego, destacando el personaje de Bess Magids –Katherine Waterston-. El largometraje se abre con un accidente aéreo para relatar desde ese momento las hazañas del explorador, encarnado por Pal Sverre Hagen, quien ya se hiciera cargo del personaje de Heyerdahl en 2012.
Los admiradores de Amundsen pueden sentirse defraudados porque la conquista del Polo Sur apenas dura veinte minutos de las dos horas de metraje final. Sabemos que se rodeó de un equipo muy profesional y que se llevó a unos perros escandinavos con el objetivo de tener comida durante el viaje y evitar así el escorbuto. Más que sus conquistas, asistimos a largas conversaciones entre distintos personajes, fundamentalmente entre él y su hermano, o con Bess. Obligan a que la película transcurra con demasiada parsimonia, entre secuencias que minan la fe del espectador por conseguir un conjunto más atractivo.
Había muchas cosas que contar de Amundsen y bastantes detalles en los que entretenerse. Aunque el guion mantiene un esquema lúcido, hemos de convenir que no es el más agradecido para ilustrar este biopic. Disfruta, eso sí, de una magnífica fotografía de Pal Ulvik Rokseth, que evidencia esa inmensidad de hielo que es lo más semejante al desierto. A través de algunas citas en off aprendemos detalles curiosos sobre los desprendimientos que conforman los icebergs y la duración de estos en mar abierto.
Nos hurtan detalles que podrían ser significativos, como el uso de trineos con perros de tiro y las técnicas de supervivencia aprendidas de los netsilik, ya que a partir de entonces adoptó su tipo de vestimenta. Ni hay referencias sobre la compilación de conocimientos acerca del magnetismo de nuestro planeta. Se tocan demasiadas cuestiones, incluida la de ser el primer hombre que sobrevoló el Polo Norte, sin conseguir la profundidad esperada en ninguna de ellas.
Incluso, no se les concede la importancia real que tuvieron los expertos reclutados para sus expediciones. En el filme se proporciona mayor relevancia a Helmer Hanssen –Mads Sjogard Pettersen- y a Fridjof Nansen –Trond Spen Seim-. Este último fue quien ideó y diseño el barco, propiedad del Gobierno noruego, con el que accedieron al Polo Sur y que previamente había utilizado en sus expediciones en la zona más septentrional del Globo.
Volcarse excesivamente en las conversaciones y en los diálogos resta fuerza por mucho que Sandberg salga airoso del paso. El hielo, presente en la mayoría de imágenes exteriores de la película, se extiende hasta la sala de butacas por falta de aventura y de acción, restringida a detalles mínimos solventados con profesionalidad. La figura de Roald Amundsen es probable que necesite una propuesta bastante más ambiciosa.
From → Cine
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