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Jacob, Mimi y los perros del barrio (Jekabs, Mimmi un runajosie suni) (****)

27 noviembre 2019

Hay que proteger el entorno

Por motivos laborales un padre deja a su hijo de siete años al cuidado de su tío durante una semana. Inicialmente, el chaval no está muy de acuerdo con esa decisión, pero cuando conoce más en profundidad a su prima y se encuentra con unos curiosos perros parlantes vivirá una aventura extraordinaria.

No son frecuentes las películas que nos llegan de Letonia, y mucho menos si nos referimos al género de animación. Esta propuesta, con participación polaca, está basada en un cuento para niños original de Kuize Pastore, quien también colabora en el guion de esta ópera prima de Edmunds Jansons. La acción se desarrolla en un barrio de Riga, popularmente llamado Maskachka, o Distrito de Moscú, más conocido como Latgale.

Jacob Pájaro, de siete años vive en el centro de la capital. Su padre, un arquitecto, tiene que abandonar la ciudad durante una semana y decide dejar al niño en casa de su tío Águila, un desempleado que sueña con ser pirata y, en general, con todo lo relacionado con ese mundo, tatuajes incluidos. La caminata nos permite comprobar una ciudad bulliciosa, con tráfico intenso en una mañana lluviosa. El art decó propio de Riga predomina en el paisaje hasta que cruzan una carretera a través de un túnel subterráneo.

Es entonces cuando penetran en Maskachla, bastante más pobre, un suburbio de mala reputación entre los locales y en el que la vida trascurre a menos velocidad. Unos mimos dan fe de esa realidad con sus movimientos perezosos. En casa de Águila también se encuentra Mimi, prima del protagonista, que lo recibe enfurruñada. El chico, que aspira a seguir también la carrera de arquitectura, no quiere quedarse, aunque las obligaciones de su padre obligan a lo contrario. Tras un corto tiempo de adaptación en el que no descubre alicientes, el pequeño Jacob se encontrará con sorpresas que le harán replantearse su visión inicial.

Se halla, nada más y nada menos, en una zona tan excepcional que los perros hablan y se comunican con los humanos. Jefe es la cabeza visible. Será la puerta para que se produzca una aproximación con Mimi. Máxime, cuando se enteran que un acaudalado hombre sin escrúpulos llamado Juan Conejo planea construir un gran rascacielos en el parque que representa el corazón del barrio. Los canes, con los dos jóvenes protagonistas harán lo posible por desbaratar esos planes, aunque tengan que enfrentarse a sus propios familiares o falsear planos del lugar.

Evidentemente, la ecología es el caballo de batalla de esta producción. Respetar el medio ambiente y proteger a las mascotas es la primera enseñanza. También, como suele ser habitual en este tipo de apuestas para los más pequeños, triunfa el compañerismo. La película nos demuestra la importancia de la amistad, pues solo de esa forma un niño y una niña pueden aplicarse en hacer cosas importantes por su ciudad.

La puesta en escena es todo colorido. Las imágenes tienden al orce y al amarillento, pero siempre con viveza. Los personajes resultan más esquemáticos, aunque no por ello menos agradecidos. Se intenta jugar con las sombras y la claridad, destacando cuando Jacob se viste de ladrón y le embadurnan su cara con betún. Dentro de la simpleza, el más llamativo es Jefe. Con unos trazos negros su pelaje resulta llamativo.

A los más pequeños, que es a quienes va dirigido el filme, puede costarles entrar en la historia. Una vez que Jacob interactúa con los perros y algo más tarde, cuando da comienzo su aventura, ya los tendrá ganados. También los mayores deben entretenerse con esta propuesta, de poco más de una hora de duración, realizada con dibujos y sin que intervenga el ordenador. Predominan las líneas rectas, tanto en los primeros planos como en los fondos, donde casi siempre ocurren algunas cosas, aunque sea un tráfico constante, aparte de la historia principal.

Técnicamente no tiene desperdicio y demuestra que hay más opciones además de las imágenes generadas por computador. Todo es novedoso en esta puesta en escena de Edmunds Jansons. Asistimos a un mundo real en una ciudad llamativa cuyos motivos más turísticos no se aprovechan para centrarse en su propia línea argumental en un barrio cuya visita de noche para los turistas no resulta demasiado recomendable. Se echan en falta más producciones de este tipo, llenas de encanto, muy trabajadas y que sabe perfectamente cual es su lugar.

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From → Cine

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