Los ángeles de Charlie (Charlie’s Angels) (1/2)

Más guerreras que nunca
La Agencia Townsend se ha expandido internacionalmente, con delegaciones en diversas partes del Mundo. Las mujeres más inteligentes, valientes y mejor preparadas se encuentran siempre al servicio del Bosley de turno. Dos de ellas, con residencia en California, son quienes deben salvar al mundo de un nuevo peligro.
Cuando en 2000, con una secuela incluida tres años después, se adaptó a la gran pantalla la exitosa serie televisiva que nació en 1976 nos llevamos una decepción mayúscula. Únicamente nos sacaba del tedio la sensualidad de sus protagonistas, Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu. Parecía por tanto imposible que aquel desaguisado cinematográfico se pudiera superar y, sin embargo, Elizabeth Banks lo ha conseguido con su guion y su puesta en escena.
La cineasta y actriz, que en la saga Los juegos del hambre interpreta a Effie Trinkett, ya está en posesión de un Razzie al peor trabajo del año como directora. Claro que compartido con los otros nueve colegas que se responsabilizaron de Movie 43. En la próxima edición tiene muchas papeletas para reeditarlo en solitario, pero también en ser acompañada por algunos de los componentes del reparto, especialmente a los dos Stewart, Kristen y Patrick.
La secuencia de apertura, donde se presenta a Sabina Wilson -Kristen Stewart- si que se hermana con la que recordamos hace dos décadas. Una mujer atractiva y vestida de forma sensual que hace perder la cabeza y algo más a un mafioso. Mientras le envuelve para estrangularlo sin que él ni su escolta lo adviertan, se demuestra el poder de la mujer. Primera advertencia, un hombre tarda siete segundos más en descubrir que una hembra es un peligro en comparación con un hombre. Nuevamente las protagonistas son multirraciales y por primera vez en el cine llevan armas.
Ya tenemos en marcha uno de los leitmotiv de la película. Dirigida por una mujer y protagonizada por ellas, incluso también producida, nos aboga a una producción de indudable contenido feminista. Hasta Charlie es una dama. Los hombres son tontos o idiotas, porque las listas son las de un sexo cada más fuerte y que demuestran ser más inteligentes, mejores preparadas y mucho mejor luchadoras. Y eso, a pesar de que hay varios hombres, pero a ellos se les reserva el papel de los malos. Todo, por culpa de la jubilación del Bosley de Los Ángeles -Patrick Stewart-, que cede el testigo a Boz, encarnada por la propia directora.
Helena Houghlin -Naomi Scott- es la responsable de Calisto, un nuevo artefacto capaz de interactuar a distancia. Puede ser tan bueno para el desarrollo humano como perjudicial, puesto que es susceptible de destruir a cualquier persona que se encuentre a su paso cuando se programe para ello. Su jefe -Nat Faxon- es un imbécil que quiere vender el producto a muy buen precio a pesar de sus contraindicaciones, mientras que Alexander Brock -Sam Claflin- es el multimillonario sin seso que organiza macrofiestas en su mansión al estilo de esos personajes que tanto le gustan a James Franco.
Naturalmente, el orden mundial está en peligro y, a diferencia de lo que sucedía en la serie, no hay nadie que encargue el trabajo a Charlie o a sus secuaces. Intervienen por su cuenta, y lo hacen dirigidas por Boz. Para ello, Sabina se desplaza con su amiga y compañera Jane Kano -Ella Balinska-, una ex agente del MI6, a lugares como Hamburgo, Estambul y un Chamonix en pleno verano. Siempre en Europa, con las clásicas escalas en California. Da más empaque, aunque tenga menos exotismo que los parajes visitados por James Bond o el Ethan Hunt de Misión imposible. Para que sean las tres que exige el guion reclutan a Helena, que propicia los cameos, aunque sea entre los créditos, de antiguas ángeles casi olvidadas.
La personalidad propia de cada una y el vestuario hasta se vuelve en contra de las chicas. Kristen Stewart parece un marimacho pasota, y Ella Balinska emerge extraída de los mejores tiempos del soul de Detroit o de las reminiscencias fílmicas del Black Panther. Se ven embarcadas en una historia tan evidente como que las señales de dirección prohibida son redondas. La puesta en escena, incluso ralentiza los posibles momentos de acción, y la comicidad está pasada de moda. Tanto, como esa alusión a visitar el servicio cuando la chica buena y astuta es descubierta en un lugar prohibido.
Los escenarios naturales, especialmente los de Estambul son agradecidos, bastante más que la puesta en escena. Ver a uno de los malos pasear por el Bazar de las Especias con traje claro, corbata llamativa y sombrero de ala ancha es para que desconfíen hasta los amigos de lo ajeno. No se queda atrás cuando Sabina, en un hipódromo, monta un pura sangre y persigue a un automóvil. Puede resultar efectiva para los menos exigentes, aunque el cine de evasión debe de exigirse un mínimo de credibilidad y no confiarlo todo al espectáculo, aunque por ello se tengan que transgredir normas elementales. La producción es notable y se nota el dinero incluso en el tema central, Don’t Call Me Angel, interpretada por Lana del Rey, Ariana Grande y Miley Cirus.