Cats (**1/2)

Felinos por actores
Una tribu de gatos, los Jellices, se dan cita en la noche del año que toman su más trascendente decisión. Nada menos que elegir cuál de ellos ascenderá a la capa Heaviside, el cielo de los felinos, y comenzará una nueva existencia. Adaptación de la obra musical con canciones escritas por Andrew Lloyd Webber.
La adaptación a la pantalla de una de las obras musicales de mayor éxito de la historia, nada menos que dieciocho años en Broadway y veintiuno en Londres, pasó por diversas etapas. Después de una versión filmada en 1998 directamente de los escenarios y destinada al mercado doméstico, se pensó en una producción cien por cien animada. E incluso en la posibilidad de recurrir a actores reales con su correspondiente disfraz, como sucede en el mundo teatral.
Finalmente se decidió por recurrir a la combinación de intérpretes reales y efectos CGI, de forma que los rostros de los protagonistas fueran perfectamente reconocibles. Se les dotaría de un cuerpo gatuno para ser lo más fieles posibles al original, inspirado en una colección de poemas escritos por T. S. Elliot. El compositor Andrew Lloyd Webber, celebrado autor de la partitura escénica, que incluye el clásico Memory, compuso un tema original para la película, Beautiful Ghosts, que interpreta prácticamente todo el elenco.
El primer tráiler del filme provocó controversias. Con unos animales vestidos y otros no. El espléndido ramillete de actores mayoritariamente británicos muestra sus caras pintadas con el cuerpo digitalizado. Los machos caminan a dos patas y las hembras muestran una anatomía pectoral más humana. Una estética cuando menos discutible que exhibe detalles como que la matriarca Old Deuteronomy –Judi Dench- muestre un abrigo de piel sobre su figura. Finalmente, lo que se puede ver en el celuloide no difiere demasiado. Únicamente se han quedado en dos horas de metraje la extremada duración de la obra.
Realmente, no hay mucho que contar sobre Cats. La acción transcurre en una noche y los gatos Jellices se reúnen para decidir cuál de ellos se eleva a su particular cielo para iniciar una nueva existencia. Prácticamente, cada uno de los felinos tiene la canción que lo identifica y muestra su esencia. Así conocemos a la luchadora Bombalurina -Taylor Swift-, el orondo felino de clase alta y conocedor de los restaurantes más sofisticados Bustopher Jones -James Corden-, el anciano Gus The Theatr Cat -Ian McKellen-, la perezosa pero ágil Jennyanydots que ya le diera a Rebel Wilson tener ese cuerpo, y el sorprendente Ron Tum Tugger -Jason Derulo-. Mención especial merecen la ingenua gatita blanca Victoria -Francesca Hayward-, que es abandonada en un callejón, y el antagonista Macavity -Idris Elba-. Tampoco podían faltar otros personajes significativos de la obra, como el ilusionista Mr. Mistoffelees –Laurie Davidson-, que es quien convoca al baile jelical.
Naturalmente, no falta la hija pródiga. Se trata de Grizabella –Jennifer Hudson-, que dejó la tribu para explorar el mundo real, pero la vida no fue amable con ella y regresa como una marginada. Por eso se queja a la luz de la luna interpretando el tema central. Aunque en principio se barajaron los nombres de Anne Hathaway y Rihanna para los dos personajes centrales, finalmente lo impidieron problemas de agenda. No obstante, Tom Hooper, responsable de llevar al cine esta adaptación, ha conseguido un reparto brillante.
El responsable de títulos como El discurso del rey y Los miserables firma una obra compacta, con unos decorados realistas y luminosos. Mueve con acierto a sus actores, incluso a los que no son tan habituales ante las cámaras, como es el caso de Taylor Swift. No cabe duda de que la puesta en escena resulta brillante, aunque no se puede decir que asistamos a la adaptación de la obra de Lloyd Webber que hace verdadera justicia a su éxito teatral. En el conjunto ha tenido mucho que ver la producción ejecutiva de Steven Spielberg, que ha participado de forma directa con su estudio de animación.
Los guionistas, entre los que se incluye el propio director, han intentado proporcionar a la película un ritmo interior del que carece la obra musical, más pendiente de las canciones. Lo agradece una propuesta que busca la eficiencia por mucho que se vea constreñida por el original. Al final, se queda a medio camino entre el Circo del Sol con música ochentera y una ensoñación lisérgica con reminiscencias de Busby Berkeley. Como sucede en los teatros, habrá quien adore la simpleza edulcorada de esta producción y quien la desee desterrar de su mente cuanto antes. Caben ambas posturas, aunque como película veamos más defectos que virtudes.