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Nekrotronic (**)

13 agosto 2020

Demonios en el celular

Un hombre descubre que tiene la capacidad de combatir los demonios que, a través de un videojuego, se van extendiendo por todos los continentes. Detrás de esta invasión hay una mujer dispuesta a absorber las almas de los humanos para controlar el mundo y erigirse en dominadora absoluta.

Hubo un momento en el que cazar algún Pokémon era poco menos que un deporte universal. Buscábamos por todas las esquinas, e incluso los más pequeños pedían que se detuviera el automóvil en el que se desplazaban con su familia porque habían encontrado indicios. Pues eso mismo hay que aplicarlo a otro videojuego que, a través de nuestro teléfono móvil nos permite atrapar fantasmas. De inmediato, la propuesta se hizo viral y superó en un abrir y cerrar de ojos el millón de usuarios.

Esta es la propuesta que nos trae desde Australia Kiah Roache-Turner gracias a un guion elaborado conjuntamente con su hermano Tristan. Según ellos, desde los inicios de los tiempos ha existido una serie de nigromantes humanos que han luchado sin cesar contra un ejército de demonios. Al principio combatían con estacas, pero sus armas se han ido perfeccionando con el tiempo hasta que una perversa mujer llamada Finnegan -Monica Bellucci ha decidido dominar el mundo. Para ello, Ha dispuesto la aplicación antes mencionada a través de la cual se harán con los terrícolas suficientes para capturar su alma y convertirse en poco menos que invencible.

Naturalmente, tiene sus opositores. Luther -David Wenham- pelea sin descanso para dar muerte a los demonios junto a sus hijas Molly -Caroline Ford– y Torquel -Tess Haubrich-. Cuando descubre a un ser especial en la persona de Howard North -Ben O’Toole- da su vida por salvarle. Se convertirá en el protagonista de la historia después de que le hayan confirmado que procede de una familia muy potente de cazadores europeos, y que su verdadera madre es nada menos que la propia Finnegan, culpable de la muerte de su propio esposo cuando quiso salvar al niño.

Se inicia un enfrentamiento sin descanso durante todo el metraje. En ningún momento hay tregua gracias a una producción que alterna la comedia con el terror y la ciencia-ficción. En ese aspecto es muy resaltable, al igual que en los medios técnicos utilizados para conseguir unos efectos especiales verdaderamente convincentes. Cierto es que, aunque no se lo propusiera, Kiah Roache-Turner da preferencia a la forma antes que al fondo, motivo por el que se llega a una parte final casi por aplastamiento. Todo lo que se ha narrado con anterioridad se amontona en el desenlace hasta el punto de que se produce un auténtico galimatías de personajes y circunstancias. Eso sin contar con ciertas posibilidades que se arrojan como si fueran lastre.

El guion tiende a ser cada vez más endeble y en su conjunto nos propone un planteamiento ochentero aderezado con los medios actuales al alcance de sus responsables. Hay un poco de cualquier largometraje de zombis, otro tanto de Tron, así como bastante de Los Cazafantasmas y de La invasión de los ultracuerpos. También de otros filmes en los que se propia un traspaso de poderes o habilidades gracias al boca a boca. Incluso, el gran diablo de esta propuesta australiana tiene concomitancias con el encarnado en su día por David Bowie en Dentro del laberinto.

La vertiente humorística ayuda, y mucho, a mejorar la nota final. En que a ello respecta hay que destacar la presencia de un personaje llamado Rangi -Bob Savea-. Se contagia al comienzo y no tarda en ser enviado al otro barrio. Sin embargo, no se transforma en un demonio ni es un fantasma al uso. Acompaña a Howard en todo momento, y hasta se inmiscuye en la acción en algún momento. Su figura es lo más histriónica y divertida. También su descripción. Afirman que se trata de un espectro o, lo que es lo mismo, un fantasma con esteroides. Es la parte alícuota que le corresponde Ghost y al personaje de Patrick Swayze. En definitiva, un cóctel con muchos ingredientes que nunca llega a ser explosivo en su conjunto por mucho que los artificios desfilen interiormente sin cesar.

From → Cine

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