¡Va por nosotras! (Un belle equipe) (**)

El gol es cosa de ellas
En una pequeña localidad los jugadores de su equipo de fútbol son suspendidos hasta final de temporada. Eso supone la posibilidad de descender, situación que provocaría su desaparición. En una maniobra arriesgada, y con la que no todos están de acuerdo, el entrenador decide sustituir a sus chicos por mujeres.
Son varias las películas francesas que en las últimas temporadas se han centrado en distintos grupos deportivos que de patitos feos se convirtieron en referentes. Historias de superación grupal, podríamos decir. Este film de Mohamed Hamidi es el último ejemplo. Una historia de ficción que transcurre en Clourrières, que sin la ele es una localidad que se encuentra en el Pas de Calais. Allí encontramos a Marco -Kad Merad-, el máximo goleador en la historia del equipo de fútbol, el SPAC, y que ahora ejerce como entrenador.
Solo necesitan un punto en los cuatro partidos que restan para salvar la temporada y continuar en la misma división. Nadie tiene dudas de que es una misión totalmente posible. Sin embargo, durante el siguiente encuentro, que tenían bien controlado, el mejor amigo del técnico, un hombre simple pero de gran corazón llamado Mimi -Alban Ivanov-, se enzarza en una pelea que implica a todos sus compañeros por mucho que Marco intente mediar para apaciguar los ánimos.
La sanción es ejemplar y el comité de competición suspende a todos los jugadores del SPAC hasta final de temporada. Ante la imposibilidad de conseguir otros posibles futbolistas por la zona, los nubarrones se ciernen sobre el equipo, que si desciende estaría abocado a la desaparición. La hija del técnico le ofrece una solución en apariencia descabellada. Si no hay más hombres disponibles entre los vecinos, ¿por qué no formar un conjunto de mujeres? Lo que en principio se descarta por irrealizable según la tradición, termina por ser una opción a tener en cuenta.
De esta forma, el guion se centra no tanto en el fútbol y sí en lo que supone esta reivindicación femenina. La posibilidad de fijarse en el empoderamiento de la mujer queda en un segundo plano para profundizar en los efectos que provoca el que ellas no se centren al cien por cien las labores del hogar y en atender a sus hijos. Cada una de las posibles jugadoras muestra una problemática diferente, aunque nos fijamos sobre todo en tres de ellas, que representan otras tantas vertientes de la propuesta.
Catherine -Laure Calamy-, quiere salirse el yugo de un marido dictatorial que presume de su clase media alta. A Stéphanie -Céline Sallete- le gustaría que la preocupación por sus hijos se repartiera con su marido casi adolescente -Guillaume Gouix-. Sandra –Sabrina Ouazani- será quien proporcione el salto de calidad. A punto de ser internacional, desea pasar de puntillas en su intento de redimirse ante la sociedad y recuperar con ello la custodia de su hija. Otra reflexión interesante pasa por el rechazo masculino a que las mujeres ocupen el lugar de los hombres en el equipo. No solamente de palabra, también de obra ya que ponen todos los obstáculos posibles en el camino para que la empresa no llegue a buen fin.
Son tres aspectos muy significativos que afectan a la mujer actual, aunque tomados en forma de comedia parece que adquieren un menor relieve. Se busca más la sonrisa que potenciar las distintas problemáticas que conllevan. A ello se une el fútbol. Que nadie piense en el jogo bonito o en jugadas maradonianas. Tanto en lo que se refiere al deporte rey como en el resto de las cuestiones que se contemplan la tónica es la de agradar sin mayores complicaciones. La puesta en escena de Mohamed Hamidi, correcta sin más, también va en ese sentido.
Hay ciertas cuestiones difíciles de creer, como el scouting que llevan a cabo marco y Mimi para conseguir las fichas necesarias con las que afrontar la última recta de la temporada. En ese aspecto, también resulta descabellado que a la Federación Francesa se le haya pasado la posibilidad de una competición mixta, aunque sea en categorías de aficionados. Son aspectos que se subliman ante una producción amable, que saca el mejor partido posible a los casi nueve millones de euros de financiación.