Sole (***)

Unidos por un bebé
Un joven aficionado a las tragaperras, que sobrevive con pequeños hurtos, se responsabiliza de vigilar a una inmigrante polaca embarazada cuyo bebé pasará a manos de sus tíos cuando dé a luz. El vientre de alquiler es una práctica prohibida en Italia y el chico se hará pasar por el padre de la criatura.
Este primer film de Carlo Sironi no pasó desapercibido en el Festival de Venecia. Sole combina la sobriedad del cine del este de Europa con la tradición melodramática italiana hasta el punto de que su arranque es demasiado frío y bastante introspectivo. El formato 4.3 ayuda a una cierta opresión que se magnifica con los colores azulados de la propuesta.
Ermanno -Claudio Sagaluscio- es un joven aficionado a las máquinas tragaperras que sobrevive con pequeños hurtos. Su rostro serio, casi impasible, denota una infancia problemática. A cambio de una comisión, recibe el encargo por parte de su tío Fabio -Bruno Buzzi-, y de la mujer de éste, Bianca -Barbara Ronchi- de vigilar a una inmigrante polaca embarazada de siete meses llamada Lena -Sandra Drzymalska-.
Los vientres de alquiler están prohibidos en Italia, y para que Lena ceda su bebé al matrimonio con el que ya ha acordado su venta tienen que burlar a las autoridades. Por eso Ermanno se hace pasar por su tío y afirma ser el padre de la criatura. El siguiente paso es demostrar que el nonato se encuentra en perfectas condiciones y que no tiene taras evidentes o enfermedades hereditarias.
Los dos jóvenes son personajes que da la sensación de estar vencidos. Apenas intercambian palabras pese a que Lena habla bastante bien italiano. El carácter del chico obliga a una contención admirable por parte de Sagaluscio. Incluso, en ocasiones dan ganas de darle una palmada para que se active. Lena quiere tener el bebé, cobrar los diez mil dólares comprometidos y marcharse a Alemania, donde le ayudará una compatriota. Es una mujer callada, marcada también por su pasado. No ha conocido a sus padres y ha viajado desde Polonia con el bebé en su vientre.
No parece que haya interés por parte de alguno de ellos en el hecho que les ha reunido. Ermanno intenta alejarse de la situación dejando a la chica encerrada en un apartamento desvencijado en el que cumplirá las últimas semanas de embarazo y se aplica en las tragaperras. Lena solo quiere que la situación termine cuanto antes, recibir el dinero y desaparecer. Hay aspectos con los que no contaban, como la llamada de la sangre o el cariño que se toma a través del roce.
Lo que inicialmente era una propuesta distante, prácticamente lejana, va tomando cuerpo paulatinamente hasta desembocar en un final que certifica las cualidades de Carlo Sironi como creador cinematográfico. No abandona en ningún momento las características formales de su propuesta, y sin embargo consigue emocionarnos a medida que llegamos al desenlace. Especialmente, logra que comprendamos y nos sintamos más próximos a unos personajes que inicialmente parecíamos rechazar o que, al menos, los veíamos con escaso interés y lo más alejado de la pasión.
La historia no es nada grandilocuente. Poco a poco nos va atrapando en su tela de araña con momentos muy significativos. Por ejemplo, cuando Lena juega por primera vez a las tragaperras y se lleva el premio, o cuando Ermanno cambia los pañales por primera vez de Sole, que así se llama la recién nacida. Son dos ejemplos de pequeños detalles que determinarán que sintamos el drama de una forma especial conforme se desarrolla. Una película pequeña que se agiganta gracias a una interpretación correcta, una puesta en escena ajustada y un guion que termina por atraparnos.
From → Cine
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