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Rocca cambia el mundo (Rocca verändert die Welt) (**1/2)

27 noviembre 2020

Una niña sí puede

Tiene once años. Su madre murió al nacer y su padre es un astronauta que se encuentra en el espacio. Rocca viaja hasta Hamburgo para quedarse con su abuela y acudir por primera vez a un colegio normal. Con su carácter afable y optimista es capaz de arreglar cualquier desaguisado con el que se encuentre.

Un avión con problemas está a punto de aterrizar. Toma tierra y vemos que a los mandos se encuentra una niña que toma su monopatín su mochila para alejarse entre las pistas mientras acuden varias ambulancias hasta el aeroplano. Más tarde sabremos que, a causa de una intoxicación alimenticia, los pasajeros y la tripulación se encontraban en una situación precaria de salud. Todos sobrevivieron.

La pequeña en cuestión es Rocca -Luna Maxeiner-, tiene once años, procede de Kazajistán y toma un taxi para acudir a una dirección. Durante el trayecto están a punto de atropellar una ardilla, lo que les provoca un percance. Ella aparca el vehículo y se marcha con el animal, al que convierte en su mascota. Llega a casa de su abuela Dodo -Barbara Sukowa-, quien no le tiene un especial cariño porque le culpa de la muerte de su hija, ocurrida cuando dio a luz.

En una noche estrellada, la protagonista habla con su padre, que se encuentra la ISS, o estación espacial. Ella también quiere ser astronauta y se ha estado preparando para ello. De ahí que conozca métodos de supervivencia, primeros auxilios y otras cuestiones que le permiten mostrarse más adelantada con respecto a sus compañeros de clase en un centro al que también acuden sus vecinos de enfrente, John -Leo Knizka- y de su tímida hermana.

En su primer día de clase trata con excesiva camaradería al director –Michael Maertens– y comprueba el acoso escolar que sufre una tímida compañera llamada Zoe -Annika Vielder- por parte, sobre todo, de Amely –Claire Wegener-. También tiene sus más y sus menos con otro compañero, Max –Caspar Fischer-Ortmann-. En el claustro de profesores encuentra muy pronto la complicidad de Lila -Louise Richter-, una de las docentes, quien pronto descubre que la niña es muy especial.

Katja Benrath debuta en este largometraje optimista y vital. Rocca es una chica divertida, siempre sonriente, que insiste en que tener miedo no sirve de nada. Habla con naturalidad con un sin techo llamado Casper –Fahri Yardim– y se muestra complaciente y servicial con todo el que le rodea. Capaz de curar una herida o de enmendar odios y fobias, la chica es capaz de cambiar el mundo a su alrededor con sus acciones llenas de energía y positividad.

Dirigida a los pequeños de la casa, la película resulta eficiente. Una explosión de la alegría que, sin duda, ayudará a los chavales a ser mejores y a sentirse bien consigo mismos. La historia roza muchos temas y los compendia, desde la aventura a las manualidades, pasando por los problemas domésticos o sociales. Cualidades que le han supuesto ser elegida mejor película infantil del cine alemán en 2019.

Cinematográficamente tiene también sus méritos. La puesta en escena es correcta, con colores vivos, que se suman a la vitalidad de Rocca y ciertos efectos visuales bien integrados. Algunos personajes están demasiado estereotipados, algo pasados de vueltas, si bien Barbara Sukova demuestra su experiencia y controla muy bien el arquetipo de abuela cascarrabias. Un canto al optimismo, en definitiva, no exento de valores.

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