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Los papeles de Aspern (The Aspern Papers) (1/2)

1 diciembre 2020

Obsesión por un poeta

En la Venecia del siglo XIX un ambicioso editor norteamericano pretende conseguir las cartas que un poeta romántico llamado Jeffrey Aspern envió a su amada. Sin descubrir su identidad, se aloja en la casa de ella y corteja a su sobrina con el propósito de hacerse con las misivas que busca.

La adaptación de una novela de Henry James, publicada en este caso por entregas en 1988, siempre es motivo de interés. El texto se basa en las cartas que Percy Bysshe Shelley le escribió a Claire Claimont, hermanastra de Mary Shelley. Anteriormente a esa versión de Julien Landais se habían rodado otras dos, una de ellas en España, a cargo de Jordi Cadena en 1991 que se ubicó en Mallorca y no en Venecia, como describe el original y también esta nueva producción.

Los papeles de Aspern es la historia de una obsesión. La de un editor norteamericano llamado Morton Vint -Jonathan Rhys Meyers- por la obra de un poeta romántico estadounidense ya fallecido llamado Jeffrey Aspern. Su irrefrenable ansia le lleva hasta la ciudad italiana. De esta forma pretende hacerse con las cartas que el vate remitió a Juliana Bordereau, quien fuera en vida su amante y su musa. Ahora, Juliana –Vanessa Redgrave-, ya entrada en años, vive en un ruinoso y oscuro palacio en la Ciudad de los Canales.

El estadounidense se hace pasar por un posible inquilino. Entiende que el camino más breve para acceder a los documentos que busca es acercarse a Tina -Joely Richardson-, la sobrina de Juliana y una joven totalmente dominada por ella. De ahí que lance sus redes esperando la difícil recompensa que ansía mientras recorremos las estancias de un palazzo absolutamente desvencijado y en ruinas.

Llegados a este punto cabe preguntarse las razones de esta producción, que llega hasta nosotros con evidente retraso, ya que fue rodada en 2018. Poco hay que justifique esta adaptación demasiado plana más allá de un reparto en el que cada intérprete parece ir por su lado. No hay conexión entre ellos, perjudicados por un guion de abundante diálogo, demasiados flashbacks y mínima acción.

La pasión que contiene el texto de Henry James aquí brilla desgraciadamente por su ausencia y cuando la película se aparta lo más mínimo del original literario todo se resiente. Ni siquiera el ambiente veneciano y el atractivo de sus canales deslumbran cuando bien pudieran hacerlo. Todo se presenta tan mortecino como la mansión en la que se desarrolla un relato con demasiadas reminiscencias teatrales.

El debut como director de Julian Landais no es todo lo afortunado que podría esperarse. Ni siquiera emociona cuando Juliana alimenta las sospechas de Morton. El norteamericano tampoco muestra ese carácter de galán arrebatador que podría suponérsele. Nada de esta adaptación se encuentra a la altura del texto primigenio y el hecho de que se desarrolle en el siglo XIX solo es visible por el vestuario de su elenco y el intento de unos diálogos que suenan a forzados y engolados. Para colmo, resulta demasiado espesa, aspecto que no ayuda nada a que el film sea más digerible.

From → Cine

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