Nuestros mejores años (Gli anni piú belli) (***)

Tres hombres y una mujer
Durante cuarenta años se narra la vida de cuatro amigos, tres hombres y una mujer. Se cuentan sus ilusiones, sus altibajos y las metas conseguidas. Sirve también para ofrecer pinceladas de la historia italiana y de acontecimientos significativos a lo largo de esas cuatro décadas.
En 1979 Ettore Scola presentó su obra maestra, Una mujer y tres hombres (Nos habíamos amado tanto), que relataba la relación de un grupo de izquierdistas a lo largo de treinta años. En ella se rendía homenaje al neorrealismo italiano. Ahora, gracias a Nuestros mejores años es Gabriele Muccino el que continúa esa labor desde los años ochenta hasta nuestros días. Es el mismo cineasta que dirigió en Estados Unidos a Will Smith en dos filmes, En busca de la felicidad y Siete almas, logrando el culmen de su filmografía hasta la fecha.
Los protagonistas son Giulio, Paolo y Riccardo –Francesco Centorame, Andrea Pittorino y Matteo de Buono-. En un guiño al trabajo de Scola se encuentran en medio de una refriega de protestas estudiantiles contra la policía. En este caso no son militantes, únicamente curiosos, lo que no fue óbice para que Riccardo fuese alcanzado por una bala y llegase prácticamente desangrado al hospital. Tras su recuperación mereció el apodo de Superviviente.
Paolo y Giulio eran idealistas. Aunque el primero se encontraba demasiado mediatizado por su madre, encontró el amor en Gemma –Alma Noce – una muchacha encantadora, extrovertida y vulnerable. Su amigo quería ser abogado para defender a las personas sin recursos que lo necesitasen. La vida continuó su labor implacable y Gemma rompió con Paolo para unirse a Giulio, mientras que Riccardo, con trabajos a salto de mata como extra y crítico de cine, se casó con Anna, una mujer segura de sí misma interpretada por la cantante Emma Marrone, que representó a Italia en Eurovisión en 2014.
Con el paso de los años encontramos a otros actores dando vida a los cuatro protagonistas: Pierfrancesco Favino, Kim Rossi Stuart y Claudio Santamaria y Micaela Ramazzotti. En el caso de Riccardo, tras su divorcio y sin que pueda ver a su hijo, regresa a casa de su padre, que regenta una finca, Paolo sueña con un puesto fijo como profesor de italiano y latín y Giulio cambia diametralmente cuando contra todo pronóstico consigue la total absolución un político que estaba comprometido hasta las cejas. Eso le permite prosperar en el bufete y desposarse con la hija de su defendido –Nicoletta Romanoff-, alcanzando un estatus social muy importante y convirtiéndose en padre de una niña.
Mientras el devenir de los cuatro sigue su curso, con sus altibajos, éxitos y fracasos, hasta que vuelven a reunirse de forma casual, la historia continúa adelante. Se citan momentos claves para Italia, como el fin de los llamados años de plomo, la investigación Manos Limpias o el auge del movimiento político 5 Estrellas. También se repasan acontecimientos internacionales de fuerte repercusión, Entre ellos, la caída del Muro de Berlín y el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York.
La música juega un papel importante en esta producción de presupuesto notable, ocho millones de euros. La partitura de Nicola Piovani mantiene la línea tradicional transalpina de músicos como Nino Rota o Armando Travaioli. Además, se incluye un tema inédito de Claudio Baglioni, con el mismo título la película: Gli anni piú belli.
Una historia río como ésta suele mostrarse como una montaña rusa, con sus subidas y sus bajadas, tanto en la personalidad de los caracteres como en su desarrollo fílmico. Gabriele Muccino desempeña su trabajo tras la cámara con soltura y encuadres en ocasiones brillantes. Saca partido a sus intérpretes, entre los que se luce especialmente Micaela Ramazzotti a pesar de que el guion coescrito con Paolo Costella da preferencia a los varones sobre las féminas. Generalmente, representan una rémora y coartan la libertad y pretensiones de los hombres por mucho que ellas pretendan hacer valer la suya.
Con sus más de dos horas de metraje, no muestra baches profundos, aunque nos deje un final edulcorado y risueño. Precisamente, ese optimismo es lo que más le separa de Tres hombres y una mujer, que destacaba por su amargura. Otro capítulo importante tiene que ver con las metáforas. Hay muchas escondidas en las imágenes. Por ejemplo, vemos a Gemma subir corriendo las escaleras como si se tratase de su propia vida, porque su existencia es la que muestra un camino más quebrado. Como esa, otras se muestran veladamente en las imágenes y a nosotros nos corresponde encontrarlas.