Host (***)

Ouija en el ordenador
Durante la cuarentena provocada por la pandemia de la Covid-19 unas amigas llevan a cabo una sesión espiritista a través de Zoom. Vivirán una aterradora experiencia cuando invocan a cualquier ente sobrenatural y un espíritu maligno se instala en sus casas.
Tiene méritos evidentes este largometraje dirigido por Rob Savage a partir de una broma que quiso gasta a sus amigos durante la pandemia provocada por la Covid-19. Un productor de amplias miras consideró que podría haber un negocio en ello y se apresuró a respaldar un largometraje que fue presentado en la plataforma Shudder antes de desfilar por el Festival de Sitges y tener un estreno comercial en distintos países.
Es valorable porque se trata del primer título de ficción que llega a nuestros cines y hace referencia a la pandemia. También porque, aunque no sea especialmente novedoso, el terror se provoca a través de la pantalla del ordenador a partir de que la joven Haley -Haley Bishop- convoque a varias de sus amigas para llevar a cabo una sesión de espiritismo virtual. Se trata de Jemma Moore, Emma Louise Webb, Radina Drandrova y Caroline Ward. Todos y cada uno de los personajes responden al nombre de pila de las actrices.
Para llevar a cabo su proyecto cuentan con una experta, Seylan Baxter, que será la encargada de dirigir un experimento novedoso incluso para ella. El cónclave se llevará a cabo a través de Zoom, una App que permite videollamadas y reuniones virtuales. Los acompañantes de las chicas, como el padre de Caroline -Patrick Ward-, o Alan -Alan Emrys-, el compañero de una de ellas, las dejarán las chicas para que pueden seguir adelante en la más estricta intimidad siguiendo las reglas marcadas por la directora del ensayo.
Sin llegar a la hora de proyección, Rob Savage firma una película muy rentable que, además, podría significar un antes y un después en este tipo de producciones. Solo se necesita un buen montaje y algunos pequeños trucos audiovisuales para que multiplique exponencialmente sus fortalezas y oculte sus debilidades. Una cámara un mano sigue a las protagonistas por sus viviendas. Algo difícil de aceptar, pero que apenas sorprende durante la proyección. Mérito de su responsable, que consigue un producto totalmente digerible.
La media hora final alberga los sustos y el horror imaginado en nuestra mente cuando un espíritu maligno invade las habitaciones de los personajes. Ninguno de ellos es capaz de desconectar el ordenador porque se acabaría la película y no conseguiría sus objetivos. Al fin y al cabo, se trata de una producción que entretiene y ofrece nuevas perspectivas dentro del género. A partir de ahora, cualquier App puede desencadenar el horror y el simple hecho de pensarlo ya nos produce escalofríos.