Saltar al contenido

A Storny Night (**1/2)

16 diciembre 2020

A Stormy Night – Atracción contenida

Un joven español debe presentar un documental un San Francisco, pero el aviso de una fuerte tormenta le deja tirado en Nueva York. Por mediación de una amiga consigue un lugar para pasar la noche. Se trata del apartamento que ella comparte con un informático homosexual.

Rodada en inglés, aunque con algunos diálogos en catalán, el tarraconense David Moragas presenta su primer largometraje. Rodada en blanco y negro y ambientada en un apartamento neoyorquino, la propuesta se sitúa a lo largo de una hora y cuarto entre la comedia romántica, el género más próximo al autor, y el cine experimental. La acción transcurre totalmente en interiores salvó el desplazamiento inicial, que permite ver sin demasiada nitidez la zona eminentemente financiera de Manhattan.

Marcos -David Moragas- debe presentar su primera obra audiovisual en San Francisco, y para ello ha emprendido un viaje desde Barcelona hasta la Costa Oeste que le deja definitivamente varado en Nueva York a causa de la amenaza de una gran tormenta. Tras hablar con Clara, una compañera de Universidad que esos días está ausente de la metrópoli, se decide a pasar la noche en la habitación que ella tiene alquilada a Alan -Jacob Perkins-, que trabaja telemáticamente en una web de contactos para gays.

Los dos personajes son homosexuales. El documental de Marcos va precisamente en esa línea y, desde el primer momento, Alan se siente atraído por el visitante. El español posee un carácter más liberal y su nuevo amigo emerge mucho más tímido. Siente atracción, pero sus pasos no se tornan en decisivos. Nunca ha engañado a su pareja -Jordan Geiger- que se presenta para recoger una corbata con la que irá solo a una fiesta familiar porque los suyos desconocen su inclinación sexual. Por tanto, deja el camino libre.

Durante la noche arrecia la tormenta. Fuera de la vivienda todo es inhóspito y amenazante. Dentro, ambos personajes se aproximan para conocerse. Alan se muestra más reprimido, al tiempo que Marcos simplemente deja que los acontecimientos discurran por sí solos sin tomar apenas iniciativas. Se decide por eso comportamiento a sabiendas, y después de conocer un par de motivos que lo refrendan.

Con una fotografía con poco contraste de Alfonso Herrer Salcedo, la propuesta monocromática tiende a realzar la intimidad en un entorno amenazado. Moragas cuida los diálogos que, si de algo pecan, aunque de forma venial, es por defecto. Se muestra más certero en las insinuaciones, las miradas y, en definitiva, en lo que resta por hacer de acuerdo con la situación. Gradualmente, casi sin darnos cuenta, se pasa de la atracción física al enamoramiento. Aunque se trate de una pareja homosexual, podría haber estado conformada igualmente por un hombre y una mujer. El desarrollo probablemente no hubiera diferido demasiado y la conclusión hubiese sido pareja.

Una noche, en definitiva, que salvando las distancias y si se mostrase más intelectual, hubiera firmado Richard Linklater. Se trata de observar la evolución de dos personajes aparentemente distantes que terminan quitándose su corsé y confirman que entre ellos puede prenderse cualquier chispa. El desenlace, entre amargo y esperanzador, justifica lo que ha sucedido en el transcurso de esas horas previas, durante una espectacular tormenta meteorológica y otra no menos importante que afecta a los sentimientos.

From → Cine

Deja un comentario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: