The Death of a Ladie’s Man (***)

Una vida en paranoia
Un profesor universitario ve cómo su vida cambia por completo cuando empieza a tener alucinaciones y cree que va a morir pronto. Tras un nuevo divorcio, y aunque continúa siendo un mujeriego, Intenta reconciliarse con sus dos hijos después de haber sido un padre ausente durante mucho tiempo.
El canadiense Matt Bissonnette ha recurrido a una serie de canciones de Leonard Cohen para ilustrar las vivencias de su último protagonista, un profesor de sesenta y dos años llamado Samuel O’Shea. El irlandés Gabriel Byrne ofrece una interpretación seria y muy ajustado de un hombre alcohólico y mujeriego que muestra una enfermedad terminal y sufre diversas alucinaciones. Además, acaba de divorciarse nuevamente después de haber encontrado a su esposa en la cama con un amante.
Samuel ha incrementado en las últimas semanas su ya de por sí tasa elevada de alcohol. Sufre alucinaciones que, en principio, se deben a la ingesta de bebidas espirituosas, pero finalmente se le descubre un importante tumor inoperable. Esa situación le lleva a reconciliarse con sus dos hijos después de haber sido un padre ausente durante años. Layton -Antoine OlivierPilon- es un profesional del hockey sobre hielo que se confiesa gay, mientras que Josée -Karelle Tremblay- es una aspirante a actriz que se engaña a sí misma con la cocaína.
Lo que no ha podido evitar el protagonista es su afición a las mujeres. Le gustan todas, incluidas las que hacen su vida en un callejón. Tiene como confidente a Brendan, un compañero de claustro interpretado por el propio director, y toma la decisión de regresar a sus orígenes. En Irlanda encuentra la inspiración y la tranquilidad necesaria para escribir una buena novela. Su éxito no le permite recuperar a la madre de sus hijos, pero sí sentirse en paz consigo mismo.
La puesta en escena de esta tragedia resulta incalificable. Con un texto de altura, el surrealismo se respira por los cuatro costados. Bissonette, muy pulcro a la hora de narrar su propio guion, basado en una historia de Bobby Theodore, aprovecha las alucinaciones de Samuel para desmadrarse. Lo mismo le atiende en un restaurante una camarera con cabeza de tigre que se enamora de le inexistente Charlote Lafleur -Jessica Paré-. Con todo, lo más apreciable son sus repetidas conversaciones con su difunto padre –Brian Gleeson-.
Capítulo aparte merece la aportación de las canciones de Leonard Cohen. El film se titula como el quinto álbum del malogrado cantautor y poeta. En 1977 el productor Phil Spector le prohibió entrar en el estudio de grabación y Cohen no cantó nunca esas canciones, calificando el disco de desastre. Algo parecido a lo que sucede con la vida del protagonista. Incluso su tumor puede ser fruto de una más de sus alucinaciones en una obra extraña y contundente a la vez.