Till Death: Hasta que la muerte nos separe (Till Death) (**1/2)

Después de una velada romántica en su apartada casa del lago, Emma se despierta esposada a su difunto esposo. Atrapada y aislada en pleno invierno, deberá luchar contra unos asesinos a sueldo para escapar del retorcido plan de su marido.

Supongo que el principal reclamo de esta película es ver el rostro de porcelana plastificada de Megan Fox. Ciertamente, el vestido rojo con el que va a celebrar con su marido en la ficción su undécimo aniversario de boda es llamativo y sexy. Desde ese momento hay poco reseñable en la película salvo que se desarrolla en un entorno helado que parece remitirnos a tierras escandinavas. Parece mentira que nadie se congele y que las aguas del lago próximo no corten la circulación arterial de los personajes.

Emma acaba de romper con Tom -Aml Ameen- o no se atreve a dar el paso decisivo con el empleado de su marido. Mark -Eoin Macken- invita a su esposa esa noche a una velada inolvidable. Podríamos decir que le regala un collar de acero, pero esa dádiva solo tiene importancia al final, y no vamos a desvelar más detalles. Después de la cena, Mark venda los ojos a Emma y conduce su auto hasta un destino ignoto. No lo es tanto, porque se trata de la cabaña familiar a orilla de un lago helado a consecuencia de la época invernal.

A una noche romántica le sigue una gran sorpresa. El matrimonio aparece esposado y, de inmediato, él se pega un tiro y se suicida. Emma no tiene a su alcance ningún utensilio para liberarse de su cadena, pero lo busca por toda la casa, e incluso se arrastra con el cuerpo de su marido por el entorno congelado. Previamente, había descubierto papeles comprometedores de Mark, que instantes después serían corroborados por su empleado. Parece ser que había manipulado pruebas y estaba en el punto de mira policial.

Las aguas parecían apaciguarse, pero no durarían mucho tan tranquilas. La aparición de dos hombres termina en tragedia. Se trata de dos hermanos, Jimmy Ray -Jack Roth- y Bobby -Callan Mulvey-. Éste había sido un acosador de Emma, quien le había sacado el ojo izquierdo con las llaves de su automóvil. Diez años permaneció en prisión y ahora regresa para vengarse, aunque también para hacerse con el contenido de una caja de caudales de última tecnología que puede contener un buen tesoro.

El debutante S. K. Dale mantiene las incongruencias que pueden encontrarse en un guion preparado para mantener la emoción, pero no para perdurar. Su trabajo tras las cámaras es eficiente, aunque nunca sobresale a excepción de las secuencias en las que el hielo o el agua son protagonistas. Aparte de ello, la mayor novedad es la sorpresa de un matrimonio esposado y como ella tiene que desplazarse unida a su difunto marido.

El resto ofrece sobresaltos y escasas novedades. La propuesta entra de lleno en los relatos más tópicos de este subgénero. Tiene todos los ingredientes para ello: asalto domiciliario, casa individual en las orillas de un lago y la correspondiente violencia.