JFK: Caso revisado (JFK Revisited: Through the Looking roger ebert) (6,6/100)

Presenta archivos desclasificados relacionados con el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy que intentan arrojar luz sobre lo que sucedió en 1963.
Hace poco más de treinta años que Oliver Stone presentó al mundo una de sus mejores películas, ganadora de dos Oscar y del Globo de Oro a la mejor dirección. Hace casi sesenta tuvo lugar el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy, abatido en Dallas el 22 de noviembre de 1963. No se puede la insistencia del cineasta en el caso. Con su film de 1991 presentaba dudas acerca del informe oficial del luctuoso hecho. Ahora, con informes desclasificados y basándose en el libro de James DiEugenio vuelve a revisarlo.
Vaya por delante que no se esclarecen y que, por el contrario, alimenta más incertidumbre. Stone insta con exagerada vehemencia a que pensemos en un conglomerado de enemigos como determinantes en el asesinato. No aporta pruebas, solo conjeturas en un documental cuyo valor cinematográfico es mucho menor que el documental. Abusa de declaraciones, y las completa con imágenes de archivo y algunas licencias para perseveran en su teoría.
Falta de verdad
Estados Unidos nunca será una verdadera democracia hasta que no se aclare de una vez por todas lo que sucedió aquel fatídico día de otoño, llega a decir uno de los intervinientes. Quienes seguimos, aunque fuera superficialmente los resultados de la Comisión Warren, constituida especialmente para investigar como sucedió realmente, sabemos que hay muchas lagunas y contradicciones en su conclusión. Casi seis décadas después se mantienen las elucubraciones sin que se hayan encontrados testimonios que determinen la verdad.
En una primera parte narrada por el propio cineasta y Whoopi Goldberg se repasan las circunstancias del magnicidio. Se aportan versiones acerca de si hubo uno o más tiradores, según le confiaron a Bob Kennedy, entonces Fiscal General del Estado. La afirmación se basa en la posible trayectoria de la bala que le alcanzó a su hermano en el cuello, la imposibilidad de que la misma alcanzara posteriormente al Gobernador de Texas ,y las diferentes fotografías de la cabeza del dignatario estadounidense.
Se refrescan algunos puntos oscuros, que van desde la inexperiencia de los forenses hasta detalles en la detención de Lee Harvey Oswald, señalado como el asesino. Da paso a la parte conspiratoria propiamente dicha, narrada por Donald Sutherland en el original. Se argumentan las posibles intervenciones de la CIA, la cúpula militar, quienes estaban en contra de los derechos humanos, los comunistas y otras aristas del aparato administrativo. A la vista de las imágenes, todos tenían motivos para deshacerse del Presidente. Y ya no digamos todos juntos.
No podía controlar a la CIA
No hay informes racionales de balística ni se encontraron huellas de Oswald en el supuesto rifle asesino. Hay que creer en las palabras del propio JFK cuando afirmaba que no podía controlar a la CIA ni al Ejército. Parece un contrasentido si hablamos del hombre más poderoso del mundo. Todo ello desemboca en un batiburrillo de ideas, suposiciones y afirmaciones que caminan en una única dirección: Lo que se sabe del magnicidio es una nebulosa y, hasta el momento, no hay posibilidades de esclarecer los hechos y solo se puede hablar en hipótesis.
El documental apenas ofrece descanso. Se suceden sin cesar las declaraciones a cámara, las grabaciones sonoras y los textos oficiales o entresacados de periódicos. El ritmo es el de una carrera de velocidad y el montaje no le anda a la zaga. La propuesta no decae en ningún momento por mucho que sea absorbente y el autor incline la balanza a conveniencia. Si sirve para reabrir el caso y que salgan a luz documentos esclarecedores habrá tenido sentido.
Estreno en España: 20 de mayo de 2022 (115 minutos).