Thor: Love and Thunder (6,7/10)

El retiro del Dios del Trueno en busca de su paz interior se ve interrumpido por un asesino galáctico que busca la extensión de todas las deidades. Para enfrentarse a él, pide ayuda a la reina Valkiria, a Korg y a su ex novia, la científica Jane Foster, quien se convierte en la Poderosa Thor al empuñar el martillo mágico.
Un personaje tatuado pierde a su hija en un terreno desértico. Reclamado por un ser superior acude a un vergel donde le explican que después de la muerte no hay nada más. Empujado por la venganza, pretende destruir a todos los dioses tras hacerse con una espada mágica que siembra las tinieblas a su paso. Ahora es Gorr, un carnicero que, finalmente, secuestra a los niños de Asgard, un lugar convertido en parque temático, y que permite un cameo de Matt Damon. La presencia como antagonista de Christian Bale completa un reparto de gran altura.
La secuencia de Gorr con su hija es dramática. Nada que ver con lo que vendrá después. Ya en la frondosidad del bosque donde se transforma, predomina la exageración y el colorido. No se queda atrás una breve compilación de la historia de Thor, que de heredero de Odín pasó a fondón antes de recuperar su figura. Además, lo encontramos como un tipo bravucón y engreído que está dispuesto a intervenir y ganar cualquier batalla dejando en evidencia, incluso, a sus compañeros de los Guardianes de la Galaxia.
El hacha, el martillo y el rayo
Para este guion, Taika Waititi, responsable de la entrega anterior, se ha basado en una parte del cómic de Thor que significa casi un paréntesis en esas publicaciones. Contempla la aparición de La Poderosa -Mighty- Thor, ahora encarnada por la científica Jane Foster -Natalie Portman- cuando tiene en sus manos a Mjolnir, el martillo mágico. Con el respaldo del mencionado cineasta tampoco extraña que la historia adquiera un tono burlesco, que se evidenciará a lo largo de toda la proyección.
Para conseguir la victoria sobre Gorr y destruir la espada que le concede su jerarquía, el súper héroe de Mavel, empuñando un hacha mágica, solicita la ayuda de la doctora Foster, y también de Korg y de la reina Valkiria -Tessa Thompson- que, como habían anunciado los responsables de la franquicia, hace mención de su homosexualidad, aunque sin el más mínimo exhibicionismo. Aun así, necesitarán algo más, y pretenden encontrarlo en el Olimpo. Su deseo es el rayo de Zeus -Russell Crowe-, pero éste no se lo pondrá fácil.
Los dioses son un chiste
Precisamente, en la primera de las dos secuencias post créditos se facilitan las claves del film cuando el propio Zeus afirma que los dioses se han convertido en chiste. No tienen fieles y la vida después de la muerte se pone en entredicho, aunque no sea así en realidad, lo que impulsa a que Gorr lleve a cabo su iniciativa. Cuando Thor buscaba su paz interior no le queda más remedio que intervenir y enfrentarse a un enemigo omnipotente que busca acabar con su vida. La acción, por supuesto, prevalece y no es la basa de los principales efectos visuales.
Esta tercera entrega protagonizada por Chris Hemsworth es la que se sumerge más en el humor. Tanto, que por momentos parece una parodia. Mantiene el interés y, además, se hurga en una temática tan eterna y presente siempre en nuestros actos como es el amor. Hay un apartado filial, que atañe a Gorr y a su hija, y otro muy romántico que implica a un inmortal y a la doctora Foster. También se puede hablar del amor que profesan los dioses para con sus súbditos y viceversa. Los hay que no creen, pero está claro que esos no pueden salvarse.
Fecha de estreno: 8 de julio de 2022 (115 minutos).