Entre dos amaneceres (Between Two Dawns – İki Şafak Arasinda) (6,4/10)

Después de que un operario resulte gravemente herido en la empresa familiar, Kadir se ve obligado a tomar una decisión moral que repercutirá en sus sueños, en su familia y en la vida de la esposa del trabajador herido.
El primer largometraje del turco Selman Nacar mantiene en su línea dramática la influencia de los autores rusos que suelen habituales en sus cineastas compatriotas más comprometidos con los asuntos sociales. En esta historia la política se pasa por alto, y aunque se intentan soslayar los aspectos costumbristas, parece imposible desprenderse de ellos. Se ponen especialmente de manifiesto cuando el protagonista, Kadir -Mucahit Kocak-, oculta a su padre su afición al tabaco y que tiene novia.
La acción transcurre prácticamente en veinticuatro horas, haciendo honor a su nombre, entre dos amaneceres. Kadir está especialmente emocionado porque esa noche cenará con la familia de su novia Esma -Burcu Gölgedar-. Sin embargo, un suceso viene a empañar su futuro. Un operario de la fábrica de lino, que su padre les ha dejado a su hermano Halil -Bedir Bedir- y a él, ha tenido un accidente. Si la situación es grave o el obrero muere, las consecuencias para la familia propietaria serían costosas. Alguien tendría que ir a la cárcel salvo que se fuese del país.
Tensiones y conflictos
Halil se encarga del día a día por lo que respecta al funcionamiento de la empresa, mientras que su hermano menor es una especie de gerente. Se ven obligados a trabajar sin descanso para sacar adelante un pedido urgente que desahogue su posición financiera. Eso obliga a que las máquinas no paren, aunque la revisión de su operatividad no haya sido exhaustiva. De ahí que se produzca el accidente. El protagonista ya tiene bastantes tensiones en su fuero interno respecto a su futuro, a la modernidad frente a la tradición, y ahora aparece como el tonto útil.
Para su familia es el más prescindible, y por eso debe asumir el coste del accidente, ya que la esposa del lesionado –Nezaket Erden-, se niega a exculpar a la fábrica ni a cambio de una cantidad importante que pudiera solucionarle su vida y la de sus hijos. La disyuntiva moral emerge como el factor más valorable de esta producción. Con ella, se muestra como los más pudientes hacen y deshacen a su antojo para mantener el control y no perder su estatus. Entendemos que ese es el objetivo principal de Nacar a la hora de presentar la película.
El distanciamiento le resta intensidad
El sentimiento de culpabilidad, retratado excepcionalmente por Dostoievski, intenta relatarse en este film que, sin embargo, muestra en ese aspecto su lado más débil. Cuando debiera engrandecerse a tenor de unas situaciones con alta intensidad dramática, el autor las frena para mantener un perfil bajo que resalte la emotividad y los sentimientos de su personaje central. Una conversación con Selma, en la que le explica el escenario en que se desenvuelve, es como un encefalograma plano si consideramos la fortaleza de los hechos.
El debut, en general, es positivo. Las secuencias son coherentes, aunque se le podría haber sacado mucho más partido al interior de la fábrica y a los diálogos. El hecho de que la historia transcurra en una localidad pequeña ayuda a concentrar el mensaje, si bien los personajes no permiten que nos emocionemos con ellos al máximo debido a la frialdad general de la propuesta. Nacar se erige en observador privilegiado, y apenas obliga a sus personajes y a los espectadores a rebelarse ante el panorama que se le presenta a sus protagonistas.
Fecha de estreno: 15 de julio de 2022 (91 minutos).