Un gol ilegal da los tres puntos al Atlético de Madrid frente al Villarreal

Un gol de cabeza, precedido de falta de Raúl García, dio los tres puntos al Atlético de Madrid en un partido soso en el que escasearon las ocasiones. El Villarreal propuso juego de control y los de casa, que comenzaron muy verticales, mostraron evidentes síntomas de fatiga por una temporada en extremo cargada.  Tercera victoria por la mínima consecutiva de los rojiblancos en su estadio.

El primer súper sábado de abril, con los tres candidatos al título mermados por las lesiones jugando en cascada, lo abrió el Atlético de Madrid ante un Villarreal también muy diezmado y en seguida se vieron dos conceptos muy distintos sobre el césped del Vicente Calderón. Los de amarillo, que salieron valientes, gustan del fútbol de toque, cimentado por su poblado centro del campo que se oponía al estilo directo de los colchoneros que, aun sin Diego Costa no renunciaban a meter balones al área amparándose en su incuestionable entrega.

En un choque equilibrado, aunque con más nervios entre los madrileños, el primer disparo a puerta significó el primer tanto. Koke botó un saque de esquina al filo del cuarto de hora, Raúl García desplazó lo justo a su marcador y remató de cabeza a la escuadra con los dos pies apoyados en el piso. El tanto no debió de subir al marcador, pero Gil Manzano no percibió la infracción del navarro y su equipo pasó de tener dudas a ser el denominador a raíz de esa jugada. El mejor asistente de la Liga conectó con el mejor cabeceador y no hubo clemencia.

El conjunto de Marcelino mueve bien el balón, pero tiene muchos problemas arriba, lo que se puso en evidencia una vez más ante el Atlético de Madrid. Su fútbol de toque y control no mostraba potencial suficiente arriba como para inquietar a Courtois. Tampoco los de Simeone ofrecían argumentos como para incrementar su renta. Posiblemente, pesaba en su inconsciente colectivo el enfrentamiento de Liga de Campeones ante el Barcelona, y a ello habría que añadir las bajas y el verse por encima en el marcador.

Se situaron un poco más arriba los levantinos tras regresar de vestuarios y el público se dio cuenta de que su equipo podía pasar apuros, pero ni el ánimo de la grada espoleó a los rojiblancos, que continuaron con su ritmo cansino. El resultado era corto para sus aspiraciones, pero al grupo le faltaba garra, interés y conexión con sus piezas más adelantadas. La solución del técnico fue sustituir a Tiago por un gris Cristian Rodríguez ara adelantar a Koke, que hasta entonces había ejercido de medio centro. La siguiente permuta: Adrián por Villa.

El Villarreal olió sangre ante un rival muy fatigado, que llega a la recta final de la temporada con evidentes angustias físicas. Mediado el segundo tiempo, el control era de los visitantes, que amenazaban con centros al área y tímidos disparos que apenas encontraban portería. Los cambios mejoraron a los de Simeone, principalmente por la presencia de Tiago, y dejaron más desconectados al Villarreal. La ausencia de Trigueros y Cani les había restado mucha inspiración y los del Manzanares se aseguraron los tres puntos y seguir al frente de la tabla. Una victoria más, aunque discutible, y un partido menos.