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Cold November (Nëntor i Ftohtë) (**)

8 marzo 2019

Ante todo la familia

A comienzos de los años 90 el Gobierno yugoslavo canceló la autonomía de Kosovo y puso al frente de las instituciones a personas afines. Lo población comenzó a manifestarse pacíficamente durante una época oscura en la que un archivista tendrá que elegir entre sumarse a sus paisanos o procurar el bienestar de su familia.

La Guerra de los Balcanes representó el último conflicto bélico ocurrido en Europa durante el siglo XX. Muchas facciones en un mapa complejo, una de cuyas particularidades es la que retrata el cineasta kosovar Ismet Sijarina en su primer filme. Lo centra en el momento en que el Gobierno yugoslavo suspende la automía de Kosovo, disuelve el Parlamento, cierra la televisión nacional y sitúa en los puestos clave de las instituciones a personas afines. La acción se desarrolla en Pristina, su capital.

Tras el nuevo mapa geopolítico de la zona, diversos países, incluido España, no han reconocido a Kosovo como estado independiente, lo que no es óbice para la exhibición pública de este largometraje, que pudo verse en la pasada edición del Festival de San Sebastián. Su protagonista, Fadili -Emir Hadzihafizbegovic-, trabaja como archivista y está decidido a apoyar a sus compatriotas en sus reivindicaciones. En una de las apuestas más impactantes de la película asistimos en más de una ocasión a la cacerolada pacífica y ruidosa que sus convecinos llevan a cabo en sus calles durante la noche.

Fadili quiere unirse a ellos y protestar por la injerencia que llega de un Gobierno Central cada vez más extremista. Su nuevo jefe se lo pone muy claro, advirtiéndole que desoír sus órdenes equivaldría al despido y, por supuesto, al desalojo de la vivienda en la que habita su familia. Cualquier decisión que asuma exigirá un riesgo importante. De todas formas, deberá elegir entre la seguridad de los suyos y sus propias convicciones.

Al decantarse por continuar en su puesto de trabajo sufrirá los insultos y el vacío de su gente, que continúan adelante con sus algaradas. El protagonista es una especie de esquirol político muy a su pesar. No tanto por convicción como por obligación, por mucho que no se encuentre a gusto con la disyuntiva. La intromisión de la burocracia y el ejército le conminan a actuar con la cabeza fría en pro de los intereses familiares. El mismo rechazo al que le comete la comunidad se extenderá también a los suyos, que se encuentran inmersos en un estado de aislamiento.

La historia se vuelve más opresiva, como introvertido se torna su personaje central. Ayuda el formato 4:3 por el que se decidió Sijarina para completar su propuesta. La fotografía de Sedvije Kastrati, con marcados claroscuros, ofrece un aura de reflexión e intimismo casi agobiante. De alguna manera, pretenden meternos de lleno en el conflicto, aunque su intención demasiado aséptica solo permite que lo consiga a medias. Los principales errores del desarrollo se deben, probablemente, a la inexperiencia del autor quien, de todas formas, consigue interesarnos con este primer trabajo. Al menos, tiene las ideas claras en cuanto a planificación y movimiento de sus personajes.

Otro capítulo diferente es la posición de su responsable. En determinados pasajes da la sensación de que no quiere tomar partido y hasta expone e las razones de ambas partes. Se pone de manifiesto en una interesante conversación entre el protagonista y un amigo. A cambio, Fadili no recibe respaldos con su actitud. Ni siquiera de sus más allegados, incluidos familiares, a excepción de su esposa e hijos. A la hora de las respuestas, la cinta ofrece caminos diferentes. Hay, por tanto, una ambivalencia predeterminada que le resta fuerza interior al conjunto ya que, desde el aspecto formal, no se le pueden poner demasiadas trabas.

From → Cine

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