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EL GRIAL DE O CEBREIRO

16 abril 2010

(Publicado en el libro Leyendas gallegas)
Tuvimos nuestras dudas a la hora de encasillar esta leyenda. Meditamos si merecía estar entre las del ciclo del Camino de Santiago, las de personajes populares o en este capítulo, por el que nos hemos decidido, ya que algunos autores hacen depender el nombre de Galicia de la palabra cáliz -dependencia en la que no estamos en absoluto de acuerdo-. Si así fuera tendría unas claras connotaciones con el Santo Grial, o copa donde se recogió la sangre de Cristo en el Calvario, y que previamente había servido para celebrar la Ultima Cena. Según refiere la tradición, el Grial se había realizado en piedra de esmeralda, que no era otra sino la que se desprendió de la frente de Lucifer a raíz de su caída.
Dos historias relacionadas con el Grial se citan en Galicia y las dos en la provincia de Lugo. Una de ellas, se centra en la capital misma ya que la basílica lucense es la única del mundo que tiene el privilegio de mostrar a todas horas el Santísimo Sacramento (1). La copa adorada por los ángeles figura en el escudo de la ciudad, y esa misma figura sería trasladada después al de Galicia.
O Cebreiro es un pequeño pueblecito enclavado en la cima de este nombre, muy cerca de Pedrafita, localidad en la que sitúa el linde entre las provincias de Lugo y León. O Cebreiro -donde se conservan todavía viviendas antiguas, las típicas pallozas, como si viviéramos en época de los celtas- resulta paso obligado en el peregrinaje a Compostela puesto que, desde Ponferrada, y una vez llegados los romeros a Pedrafita, han de coger el desvío de O Cebreiro para llegar hasta Portomarín y, desde allí, seguir camino hacia Arzúa y Santiago. En la localidad se conserva todavía la iglesia prerrománica, del siglo IX, sumergida en la tierra para protegerse de las fuertes tempestades que arrecian en el lugar, ubicado a 1.300 metros de altitud.
Nos cuenta un folleto explicativo, que cada cual puede recoger si se acerca hasta estos parajes, que «la Capilla de San Benito permanece dedicada a este santo, en recuerdo a los monjes benedictinos que levantaron este milenario cenobio. En 1072 Alfonso VI lo puso bajo la dirección de los franceses de Aurillac, para mejor atender a los peregrinos de este país. Los monjes de Aurillac permanecieron en O Cebreiro hasta 1487, fecha en que los Reyes Católicos obtuvieron del Papa la desmembración de Aurillac y su anexión a San Benito el Real de Valladolid, como fruto de su política de independizar a España de todo influjo extranjero. Los monjes de San Benito abandonaron el cenobio en 1853 como consecuencia de la desamortización de Mendizabal».
El cáliz, que todavía puede admirarse, junto a una patena también románica, sobre un monolito de piedra, dio origen a la leyenda del Santo Grial que ahora relatamos.
Se fija la historia allá por el año 1300, y más concretamente en una fría noche del 24 de diciembre en que celebraba misa uno de los monjes. Cuando creía que nadie iba a estar presente en el sacrificio, vio entrar en la iglesia a un vecino de Barxamaior que, sorteando la nieve y otras inclemencias de un tiempo cruel, ascendió con gran sacrificio hasta O Cebreiro para asistir a misa y comulgar.
El ministro de Dios comenzó a desconfiar de que dicho sacrificio fuera en pos de algo válido; se preguntaba si un trozo de pan y un poco de vino bastaría para satisfacer a quien tanto había luchado para estar presente en su consagración. Absorto en sus pensamientos, llegó el momento de la Elevación, y fue justo en ese instante cuando el pan se convirtió en verdadera carne y el vino en auténtica sangre de Jesucristo que, hirviendo, tiñó los corporales, los cuales quedaron en el cáliz mientras la Sagrada Forma no pudo despegarse de la patena.
En 1486, los Reyes Católicos, en peregrinación a Compostela, conocen el milagro y donan el relicario donde se han conservado las pruebas evidentes hasta nuestros días.
(1) Se afirma que tal honor recayó en Lugo tras el concilio celebrado en esta ciudad, durante el que se condenaron las herejías arrianas y priscilianistas, pero no se descartan reminiscencias anteriores.

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