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Señor, dame paciencia (1/2)

16 junio 2017

Un banquero de Madrid debe cumplir la última voluntad de su difunta esposa: Pasar un fin de semana con sus hijos. Sandra, que oculta su embarazo, está casada con Jordi y pretende mudarse a Barcelona; Alicia tiene como novio a un anti-sistema; y Carlos quiere casarse con Eneko, su compañero vasco, gay y negro.

La propuesta pasa por enfrentar a un tipo acomodado, reacción y seguidor a ultranza del Real Madrid con sus tres hijos y sus respectivas parejas, que representan lo que más detesta en la vida. De esta forma, se produce un choque de caracteres e ideologías que pretenden producir carcajadas basándose en el anacronismo y la intransigencia. Una propuesta que tiene sus peligros cuando los personajes son vacuos y algunos apuntes del guion se quedan viejos casi antes de estrenar la película, tercer largometraje de Álvaro Díaz Lorenzo que, por sus características, se convertirá en el más popular y, a buen seguro, gozará de mayor respaldo en la taquilla que respeto por sus cualidades artísticas.

Gregorio –Jordi Sánchez- es un banquero que vive en el barrio madrileño del Retiro cuya obsesión es el Real Madrid. Se despierta con su himno, se calza las chancletas con su escudo y lleva un pasador de corbatas del club. Incluso obliga a que el portero de la finca le salude cada día animando al equipo de sus amores pese a que es un seguidor a ultranza del Atlético de Madrid. Su esposa –Rossy de Palma- actúa como catalizador entre él y sus hijos, pero cuando ella muere ese nexo de unión parece romperse. Queda una sola oportunidad y tiene que ver con la última voluntad de la difunta: que el viudo pase un fin de semana en San Lúcar de Barrameda con tres hijos y sus respectivas parejas.

Sandra –Silvia Alonso- oculta a su padre su embarazo. Está casada con Jordi –David Guapo-, acérrimo seguidor del Barça, al que acaban de comunicarle su traslado a la Ciudad Condal, donde pretende que nazca su hijo y estudie en un colegio bilingüe catalán-inglés. Alicia –Megan Montaner- tiene un novio anti-sistema –Salva Reina-, con el que no se siente a gusto pero con el que no es capaz de romper porque se ablanda en las situaciones tensas. Cuando en Andalucía conoce a un apuesto psicólogo –Andrés Velencoso- parece encontrar la ayuda necesaria para dar el paso definitivo. Finalmente, Carlos –Eduardo Casanova-, que da clase en un colegio y que lleva sin hablarse con su padre desde hace seis meses, cuando salió del armario, quiere casarse con su compañero Eneko –Boré Buika-, también profesor, nacido en Bilbao pero de padres senegaleses.

La historia es una propuesta coral, escrita por el propio director, a partir de su protagonista. El actor que encabezaba el reparto de La que se avecina es quien se lleva la parte del león, y se ve respaldado por un elenco amplio al que debemos añadir a Paco Tous, como párroco moderno que acepta limosnas por paypal y es el propietario de un chill out; y Antonio Dechent, quoen da vida a un guardia civil que se identifica de inmediato con Gregorio. Ambos coinciden en que los principales problemas de España son los que debe afrontar el personaje central, entre los que figuran el independentismo, la inmigración y la rivalidad Real Madrid-Barcelona.

Este tipo de argumentos tiene lógicamente a la caricatura y a la ridiculización de sus personajes. Luego, sus valores dependen del calado y el tratamiento que se pretenda ofrecer. En este caso, llano y superficial. Tanto, que hacen falta unos cuantos temas musicales para llegar a los noventa minutos de proyección. Cuando se han presentado todos los caracteres y asumimos los choques ideológicos, culturales y hasta de sentimientos, la cinta no tiene más que ofrecer porque tampoco se buscan otros elementos que el sentimentalismo más rancio, el cura post moderno y el chico guapo. Todo ello, salpicado de diálogos tan escasos de fondo que ni siquiera buscan una frase para el recuerdo. El objetivo único es no molestar demasiado, hacer que el espectador se ría y que el boca a boca ayude a llenar las salas.

A la calidad fílmica tampoco colaboran los miembros de un reparto irregular, en el que algunos actores se muestran más sólidos, otros se limitan a repetir los estereotipos que les han permitido gozar de una cierta popularidad, mientras que hay algunos que demuestran las pocas dotes innatas que acumulan para ejercer esta profesión. Las dos estrellas femeninas jóvenes se muestran más creíbles, mientras que Jordi Sánchez, Rossy de Palma, Antonio Dechent y Andrés Velencoso se remiten papeles anteriores en su biografía. La presencia de Paco Tous se agradece y la película gana cuando aparece en pantalla. La puesta en escena es convencional, nada sorprendente y se remite a los tópicos. Suficiente para que el público se entretenga con las situaciones forzadas y los chistes manidos. Algunos, ya obsoletos, como la referencia a las once Copas de Europa en las vitrinas del Real Madrid.

From → Cine

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