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Venganza bajo cero (Cold Pursuit) (*1/2)

26 julio 2019

Pistas blancas

Un conductor de quitanieves de vida ejemplar recibe un duro golpe al conocer la muerte violenta de su hijo. El chico ha sido asesinado y la droga aparece como presunto móvil. Intentando reivindicar su memoria, el protagonista se ve envuelto en una guerra entre narcotraficantes.

Si en la pantalla alguien mata a tu hijo, o secuestra a tu esposa o a tu hija, lo más probable es que si hay venganza la película en cuestión la protagonice Liam Neeson. Lleva ya unas cuantas de este tipo y parece haber encontrado un filón que le ha proporcionado buenos rendimientos gracias al respaldo del público. Esta historia le va como anillo al dedo, y sus mentores han seleccionado con acierto el material para el lucimiento de su cabecera de reparto.

Con unos escenarios impresionantes extraídos de las Montañas Rocosas, se trata de un remake de la noruega Uno tras otroKraftidioten, 2014-. No solo se ha llevado a Hollywood la historia, puesto que también han incorporado al cineasta nórdico responsable de esa cinta, Hans Peteer Moland, que también firmó uno de los capítulos de Los casos del Departamento Q. Un director bastante eficiente, que ha intentado calcar en lo posible el original, pero que ofrece un producto sensiblemente inferior a la media que nos tiene acostumbrados. No quita para que nos encontremos con una propuesta de acción más violenta de lo esperado que contentará a los aficionados del género.

Nelson Mr. Plow Coxman -Liam Neeson- es un ciudadano ejemplar. Maneja una máquina quitanieves en las proximidades de Denver, justo cuando las Montañas Rocosas dejan sentir sus bajas temperaturas. Su hijo Brock, que trabaja en un aeropuerto próximo muere a consecuencia de una sobredosis de heroína. Su padre duda de que su hijo fuese un heroinómano, pero su esposa Grace -Laura Dern- le hace ver el desconocimiento que tenían sobre su primogénito.

Abrumado por la culpa, Nelson está a punto de suicidarse cuando se encuentra con un compañero de su hijo quien le informa que Brock ha sido asesinado por un pequeño cargamento de droga que él mismo había sustraído. Esa fue la razón por la que los esbirros de un mafioso se tomaron la justicia por su mano. Ahora es el personaje central quien busca venganza y empieza a eliminar, uno tras otro, a todos los implicados en la muerte de su hijo.  Los primeros son Speedo -Michael Eklund – y Limbo -Bradley Stryker-. De esta forma se aproxima al capo, Trevor Viking Calcote -Tom Bateman-, un tipo de fachada impecable y de actos absolutamente reprobables.

Sería una lucha desigual si no fuese porque, de rebote, entra en acción un grupo de nativos encabezados por White Bull -Tom Jackson-. El protagonista se enfrenta atrapado entre dos frentes que, a la postre, jugará a su favor en una historia bastante convencional que ofrece algunos elementos diferenciadores. El principal es el rótulo de la persona fallecida bajo el signo de una cruz que se inserta en la pantalla. Uno a uno van cayendo los mafiosos hasta la traca final, cuando la pantalla se llena de nombres y cruces. Además, el auto que va a parar a la copa de un árbol sirve para alimentar unos deseos imaginativos que apenas se cumplen.

Los escenarios nevados significan la parte más positiva porque Liam Neeson se encuentra con un personaje que, aunque hecho a su medida, no le ofrece posibilidades de lucimiento. Si la película decae en su segunda parte es porque hay fases en la que no aparece o, simplemente, se le desdeña. Un tipo que, de buenas a primeras, se muestra como un consumado héroe de acción. De todas maneras, no es el peor. El antagonista es uno de los roles menos interesantes del cine de acción que hemos visto en mucho tiempo. Se le exige a su actor que sobreactúe casi de manera continua, lo que unido a otros aspectos del guion influyen para que este remake se encuentre muy por debajo del original.

El debut de Hans Petter Moland en la meca del séptimo arte no es todo lo positivo que se esperaba. Mueve bien la cámara en exteriores, obtiene algunos planos de gran belleza, pero a la postre se ahoga en una historia simplona de la que, para su beneficio, no es responsable. Los personajes deberían de tener un comportamiento más lógico, y el intento de incluir roles femeninos tampoco juega a favor. La esposa del personaje central desaparece prácticamente al inicio a cambio de una nota en blanco, y la policía local que pulula por ahí no deja de ser poco más que un parche. Tampoco es relevante el hecho de que cada cual tenga su mote. No enrique la historia, si eso es lo que se pretendía.

From → Cine

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