Saltar al contenido

Y llovieron pájaros (Il pleuvait des oiseaux) (***)

10 marzo 2020

Entre la libertad y la independencia

Tres ancianos han decidido retirarse a una zona boscosa de Canadá. A raíz de un hecho trágico se encuentran con una joven fotógrafa que busca testigos de los grandes incendios que asolaron la zona años atrás. A continuación, una octogenaria proporcionará a sus vidas un soplo de aire fresco.

La novela homónima escrita por Jocelyne Saucier, y publicada en 2011, es un canto de esperanza. Es una obra que inspira ternura y que reconforta especialmente a los seres humanos de edad más avanzada. Tres mayores deciden vivir el final de sus vidas como ermitaños en el corazón del bosque canadiense de Abitibian. Respetan el espacio de cada cual y mantienen una cohesión admirable. Su conmovedora historia, que combina hechos históricos con ficción, llega con facilidad al lector, como llegó también a Louise Archambault, autora de Gabrielle. La cineasta ha conseguido una adaptación cinematográfica que respeta el espíritu del texto literario y mantiene la autenticidad los valores del mismo.

Tom -Rémy Girard- es un cantante de country cuya carrera se ha visto abortada por su inclinación al alcohol. Es uno de los tres hombres de avanzada edad que buscan el retiro en paz y en armonía con la naturaleza. Con él, Charlie -Gilbert Sicotte-, obsesionado por vencer al cáncer; y Boychuck -Kenneth Welsh-, del que quedan sus pinturas, aquellas que realizó por la necesidad de expresarse y que permanecían ocultas. En una historia que aborda de lleno temas universales como la vejez, el amor, la amistad, la soledad o la muerte.

Boychuck fallece de forma repentina y los dos supervivientes tendrán que aceptar su nuevo estatus, especialmente la nostalgia por la pérdida de su compañero. Su tranquilidad no durará mucho por la presencia de una joven e indiscreta fotógrafa, Raphaëlle -Ève Landry-, que pretende concluir un reportaje encargado por un museo local con los supervivientes de los devastadores incendios forestales que azotaron el norte de Ontario años atrás. Precisamente, el finado era uno de ellos y el interés mostrado en él por la recién llegada permiten que se profundice mucho más en su personalidad.

No será la única presencia que altere el ritmo pausado y la existencia plácida de los protagonistas. Una octogenaria Marie-Desneige -Andrée Lachapelle-, injustamente internada durante casi toda su vida, le pide a su sobrino nieto Steve -Éric Robidoux- que le pasee por la naturaleza porque quiere ver paisajes. Ella es la artífice de situaciones inesperadas que favorece la sensibilidad de la propuesta. La historia de amor que mantiene con Charlie es, simplemente, fascinante. La secuencia en la que ella aprende a nadar en los brazos del ermitaño es para recordar durante mucho tiempo.

La película respira humanidad por los cuatro costados. Cede momentos a la distensión, pero la emoción es el denominador común en sus poco más de dos horas de metraje. Cocinada a ritmo lento, da gusto escuchar a Gilbert Sicotte acompañándose de una guitarra e interpretar el Quand vous mourrez de nous amours de Gilles Vigeault o un tema de Tom Waits. Colabora la fotografía de Mathieu Laverdiére para una producción en la que todo es agradable a pesar de la tristeza que transpira. Incluida la actuación de un perro que resulta tan entrañable cono cada uno de los personajes de este film.

En realidad, la película es bastante menos de lo que parece. Es resultona, aunque si se analiza a fondo parece descosida. Tiene mucho que ver en sus aciertos la entrega de Louise Archambault. Se nota que la cineasta ha creído firmemente en el proyecto desde el primer instante y transmite esa pasión en sus fotogramas. Ha creado un largometraje que guarda ciertos puntos en común con La balada de Narayama, si bien la cinta de Shohei Imamura respiraba mucha más veracidad.

Los paisajes son hermosos y mayestáticos. En ellos se dan cita unos personajes que han decidido vivir su vida a su manera. Son octogenarios, aunque a ellos no parece importarles. Tampoco lo sufre necesariamente el espectador debido al buen hacer de la directora. Sus trampas pasan casi siempre desapercibidas por el talante de frescura y naturalidad, no exento de toques de humor, que transpiran de su propuesta. Una celebración de la libertad y de la independencia personal.

From → General

Deja un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.