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Zapatos rojos y los siete trolls (Red Shoes and the Seven Dwarfts) (***)

1 julio 2020

Todos queremos ser perfectos

Siete cazadores de monstruos son objeto de una maldición y se han convertido en enanos. Solo recuperarán su verdadero aspecto gracias a un beso de la mujer más bella del mundo. Blancanieves será la elegida, pero ella es perfecta gracias a unos zapatos rojos mágicos que ansía su madrastra.

Por la sinopsis ya se puede entrever que asistimos a una versión moderna y en cierto modo revolucionaria del cuento de los Hermanos Grimm. La idea llega de Corea del Sur y su responsable es Hong Sung-ho, que se ha rodeado de algunos compatriotas habituales en las producciones Disney de los últimos años. Se cuenta que en la elaboración de esta cinta se ha empleado alrededor de una década, y nació con problemas debido a su primer tráiler internacional.

Inicialmente, había mucho más erotismo que el presentado en la versión final. Tanto, que la actriz encargada del doblaje de la protagonista femenina, Chloë Grace Moretz, llegó a denunciar públicamente los excesos de una propuesta que difería mucho del guion que se le había presentado. Lo cierto es que Blancanieves no es la chica hacendosa y ama de casa que se definía en el cuento tradicional. En esta ocasión, solo quiere ser bella, sentirse admirada y encontrar una pareja idónea.

Que haya siete personajes pequeños nos pone en camino, aunque los zapatos recuerden a Cenicienta. Sung-ho ha construido un guion que hace referencia a otras historias tradicionales o momentos inolvidables del séptimo arte que todos tenemos en mente. Entre los últimos, aparece un símil de Aladdin y Jasmine volando en la alfombra mágica, aunque aquí sea sobre una construcción de madera que se dirige con una escoba al estilo de como jugaría Harry Potter al quidditch. Tampoco se obvia la imagen de Titanic en la que los dos protagonistas extienden sus brazos en la proa del trasatlántico. Y no nos olvidemos del espejo mágico, elemento indispensable en esta narración.

Los enanitos, aunque en la adaptación española se hable de trolls, están capitaneados por Merlín y Arturo. El primero, hábil con la magia; mientras que el segundo se empeña en sacar la espada Excalibur de la piedra y posee un manto que le permite ser invisible. Otro de ellos tiene un casco poderoso, el cuarto es ducho en la cocina y los restantes son tres gemelos que manejan una especie de robot mecánico arbóreo al estilo de Mazinger Z y otras producciones orientales, aunque adaptadas a la época medieval. Antes eran guapos y fuertes. Formaban un grupo que se encargaba de eliminar monstruos, pero un hechizo los transformó en seres diminutos, sin perder sus atributos, hasta que fueran besados por la muchacha más guapa del mundo.

Terminarán por conocer a Blancanieves, una auténtica Miss Mundo. Por ella rivalizarán e intentarán agasajarla con la mejor comida o el brillante más hermoso. Aunque la película quiere destacar que la mayor belleza se lleva en el interior, ella parece cumplir todos los requisitos de una adolescente coqueta y caprichosa. En realidad, no es tan guapa como aparece en la foto. Tras la boda de su padre, el rey, con Regina, una bruja malvada, como casi todas las brujas de los cuentos, llegó el hechizo. El monarca fue convertido en un animal de madera parlante, como sus allegados, aunque cada uno con diferentes formas, que van desde oseznos a conejos.

Un árbol mágico produce dos atractivas manzanas rojas, fruta con la que la hechicera lleva a cabo sus fechorías, que se convierten en sendos zapatos que convierten a la mujer que se los ponga en la más guapa del mundo. Desconocemos si funciona también con los hombres. El caso es que Blancanieves, hasta entonces entrada en kilos y no demasiado agraciada, se larga con ellos. La bruja reclama la ayuda de un príncipe tonto empeñado en llevarse a su baile a esa mujer tan atractiva. Ya se encargaría de cumplir sus planes una vez que su hijastra hubiera sido atrapada. Lo importante es que unan sus fuerzas sus dos imponentes esbirros y el ejército del soltero personaje.

Los trolls/enanitos defienden a Blancanieves más por su interés que por convicción, aunque paulatinamente algo va cambiando en los sentimientos de Merlín. Con unos temas musicales que a veces no vienen a cuento, cada línea del guion no hace otra cosa que entorpecer el conjunto. Otra cosa muy distinta son las secuencias de acción, las más notables y que elevan por mucho el resultado final. Cuando la película pretende ser graciosa, no lo consigue, y los fondos y personajes parecen situarse en la época de La Bella y la Bestia. Otra cosa muy distinta es cuando Merlín hace gala de su magia, los gemelos emplean sus artilugios o Arturo se afana en demostrar su valentía. Esos momentos compensan por el resto y resultan muy satisfactorios.

From → Cine

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