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Under the Skin (**1/2)

7 julio 2020

Una mujer imprevisible

En las calles de Glasgow una mujer se desplaza para captar hombres a los que conduce hasta un trágico final. Se trata de una alienígena que se enfunda en un cuerpo humano para seducir a solitarios con la intención de enviarlos a su planeta natal para que sirvan de alimento.

La película fue proyectada en el Festival de Venecia hace siete años y no encontró desde entonces distribución en España pese a tener, sobre el papel, diversos alicientes. Entre ellos, haber sido elegida una de las mejores películas de ciencia ficción de la década, de los galardones acumulados por la banda sonora de Mica Levi, incluido el Premio del cine europeo, y del desnudo integral de Scarlett Johansson.

El argumento está extraído de la novela homónima de Michel Faber, aunque tratada desde un punto de vista psicodélico que aproxima el conjunto a la sección de cine experimental. El culpable es Jonathan Glazer, que procede del mundo del videoclip y llega a conformar una propuesta visualmente arriesgada que, a lo largo de todo el desarrollo, se muestra bastante irregular. El texto literario hablaba de un alienígena enviado a nuestro planeta para recoger autoestopistas confiados cuyos miembros, después de haber sido cebados, pudieran servir de alimento en su lugar de origen. Para su paso al celuloide ha sido mutado a conveniencia.

La apuesta es fundamentalmente surrealista. Incluso desde el inicio, con un motorista que rescata un cuerpo del agua y lo coloca dentro de una furgoneta. Poco después, es un escenario sin decorado, una mujer desnuda -Scarlett Johansson- le quita las ropas y se viste con ellas. Luego, inicia su periplo a lo largo de la ciudad de Glasgow. Pregunta por una dirección a hombres solos por las inmediaciones de Ibrox Park, uno de los dos grandes estadios de la localidad. Terminará llevándose a sus incautas víctimas hasta un callejón donde, en un escenario irreal, se va desnudando hasta que el tipo en cuestión se ha despojado de toda su ropa y accede a otra dimensión. Un vacío negro en un abismo líquido.

Las frases son escasas y escuetas. A la protagonista lo mismo le da quien cae en sus redes. La condición es que viva solo y no haya nadie esperándolo. También extiende su funesto manto en cualquier escenario. Incluso en una playa, donde permitirá que se ahogue una pareja y se llevará a quien intentaba ayudarles. El motorista del principio se encargará de eliminar los cabos sueltos que pudiera dejar atrás.

La naturaleza del personaje central solo se conocerá en la parte final. Hasta que llega ese momento asistimos a una serie de hechos sin motivo aparente. Más propios de un asesino en serie. Jonathan Glazer se lo toma con calma, estirando los planos y ofreciendo algunos que podrían haberse eliminado porque los casi ciento diez minutos de duración nos parecen exagerados para lo que se ofrece. Su responsable quiere ser genial en cada una de las secuencias, pero solo consigue un puzle incompleto en colaboración desinteresada con Dan Landin, el director de fotografía.

Es cierto que hay detalles para recordar, aunque otros no parecen tener sentido. Por ello, la clasificación de este largometraje no resulta sencilla. Habrá quien piense que se acerca a una obra maestra por su modernidad, a veces mal entendida. Juega a propósito con el drama psicológico y una minoría entenderá que se aproxima a una película de culto, y tal vez lo sea. A cambio, la mayoría de los espectadores lamentarán durante semanas el dinero gastado en la entrada.

Hay cierto magnetismo en la propuesta. Probablemente, a resultas de la intriga que rodea como si fuera un halo a su protagonista. Busca el misterio y los encuadres imaginativos que la acercan en determinados momentos a una obra pictórica. No obstante, todo ello se muestra desigual y deslavazado hasta que llega a un punto en que ni el desnudo de su intérprete principal salve los muebles. El aspecto más interesante de la novela de Michel Faber es la reflexión. Cualquier persona con la que nos crucemos puede ser un alienígena. Invita a pensar, pero esta idea queda en un segundo plano en la transposición a la pantalla.

From → Cine

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