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The Bra (**1/2)

31 julio 2020

Tomando medidas

Un ferroviario de Azerbaiyán recién jubilado recorre una parte de la vía para entregar a su legítima propietaria un sujetador que se ha quedado enganchado en el convoy durante su último servicio en activo. Contará con la ayuda de un niño sin hogar que merodea por los alrededores.

Una coproducción entre Alemania y Azerbaiyán propone de por sí algo exótico. Máxime, si alberga un plantel internacional en el que también tiene cabida la española Paz Vega. Además, se trata de una película muda. Se utiliza alguna que otra onomatopeya y el resto hay que sobreentenderlo a base de gestos, muecas o acciones que resultan bastante comprensibles en general. Su creador es Veit Helmer, que no ha logrado superar todavía el nivel de su debut con Tuvalu. De aquel reparto se mantienen, dos décadas después, el que fuera su protagonista, Denis Lavant, y Chulpan Khamatova, que encarna a una responsable de estación muy aficionada a las bromas. Una buena forma de entretener el tiempo e integrarse con los demás.

El personaje central es un maquinista ferroviario llamado Nurlan -Predrag Miki Manojlovic-. Su vida es rutinaria. Se sube al convoy de mercancías, lo conecta al tendido eléctrico y continúa, vía a delante, hasta llegar a un puerto de mar. Dormita en las dependencias de la compañía, regresa con su tren, limpia la máquina, y si hay algún objeto que se haya quedado adherido al convoy procura devolverlo antes de regresar a su modesto domicilio en un pueblo enclavado en la montaña. Lo hace con el balón de una niña y con otros objetos.

Antes de ser condecorado por su jubilación, Nurlan enseña el oficio a Kamal -Lavant- y asistimos a las acciones de un niño que, en una pequeña aldea, advierte con un silbato la próxima llegada del ferrocarril. Lo hace porque los hombres juegan al backgammon y a las damas sobre las vías, al tiempo que las mujeres aprovechan para tender la colada. El crío vive en la caseta de un perro y sirve el té proporcionado a sus clientes por un empresario local. En el último trabajo en activo del protagonista, un sujetador se quedó pegado a la máquina. Después de que su propuesta de matrimonio con una joven de su pueblo hubiera fracasado, no tiene mayor objetivo que entregar a la prenda a su legítima dueña.

Como sucedía con el zapato de cristal de Cenicienta, va de casa en casa preguntando a las mujeres de todo tipo de condición social y de estado civil. Incluso, insiste en que se lo prueben. Se hospeda en el hostal de la aldea y asiste a varias experiencias, desde proposiciones sexuales a negativas concluyentes. Acepta una buena paliza de los maridos que se sienten engañados, pero insiste en su empeño. Máxime, cuando cuenta con la ayuda del crío después de que haya sido sustituido. Se han transformado en dos almas solitarias que pasan por situaciones afines, aunque les separen dos generaciones.

Veit Helmer tiene a Jacques Tati en el horizonte, pero el humor inicial se va diluyendo para aproximarse al drama. Paulatinamente va perdiendo efectividad y se demuestra lo complicado que resulta componer un largometraje notable sin mediar palabra. Naturalmente, se apoya en la música, pero la partitura de Cyril Morin es más destacable por la cantidad que por la calidad. La producción se sumerge en la nostalgia y es parco en el almíbar. De la misma forma que se desarrolla sin palabras y es comedido en los gestos, también es rácano en las situaciones. Prácticamente, se compone de pinceladas. Vaivenes más o menos acertados que deja sin explorar a fondo el drama de la soledad, la falta de metas tras la jubilación o el desprecio cuando alguien no sirve a juicio de los demás.

Sin ser redondo, el conjunto es agradable, sensible por momentos y alberga ciertos encantos. La eliminación de diálogos es más un recurso que una consecuencia del guion. Solo de esa manera puede ahorrarse explicaciones y exponer sus secuencias como si se tratasen de gags hilvanados al servicio de una historia. La interpretación es correcta y, sobre todo, hay que poner en valor la buena fotografía de Felix Leiberg, que se mueve con acierto en los diferentes paisajes, ya sean urbanos, al borden del mar o en las orillas de un río que busca el océano.

From → Cine

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