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Crescendo (***)

14 octubre 2020

Haz la música, no la guerra

Por medio de una iniciativa de la ONU, el famoso director de orquesta Eduard Sporck acepta la idea de seleccionar a jóvenes judíos y palestinos con vistas a ofrecer un concierto en pro de la paz en Oriente Próximo. Lo que no podía imaginar eran las dificultades para llevar esa idea a la práctica.

En Cisjordania y en Israel jóvenes y talentosos músicos se preparan para asistir a una audición a ciegas en Tel Aviv. El objetivo es conformar una orquesta entre ejecutantes de ambos territorios para contribuir a la paz en la región. El mayor aliciente de esa iniciativa es su cabeza visible, un prestigioso director, Eduard Spork -Peter Simonischek-, a cuyas órdenes todos parecen deseosos de trabajar. Crescendo trata de los avatares para llevar a buen puerto esa iniciativa de la ONU.

Spork tiene sus reticencias, y así se lo hace saber a la comisionada del organismo internacional, Karla de Fries –Bibiana Beglau-, que lo mismo se encarga de este proyecto que de una misión humanitaria en África Central. Además, el director de orquesta tiene otras motivaciones derivadas de propia lucha personal. Nunca ha podido superar el hecho de que sus padres hubieran sido médicos en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, con todas las atrocidades que ello conllevaba.

Al margen de estos dos personajes y sus intenciones particulares, esta producción germana dirigida por el israelí Dror Zahavi está inspirada en la West-Eastern Divan Orchestra, un proyecto impulsado en su día por el filósofo Edward Said y el músico Daniel Barenboim. Se centra principalmente en cuatro muchachos y sus particulares circunstancias. Bellman –Götz Otto- toca el violín en el lado judío y Layla –Sabrina Amalo- hace lo propio en Cisjordania. Su madre se opone rotundamente a sus aspiraciones. Tiene veintiséis años y debiera de pensar en el matrimonio, no en la música. Mucho menos, en territorio hostil.

Su primo Ron –Daniel Donskoy- es diez años menor, nunca ha salido de casa, pero tiene unas innegables dotes musicales. Su padre le enseñó a tocar el clarinete a los seis años y le acompaña en la orquestina que se luce en bodas y banquetes. Para su progenitor, Sporck es equivalente a un Porsche entre los automóviles. Finalmente, Shira –Eyan Pinkovich-, experta en tuba, que llegó a la orquesta por casualidad. Solamente fue a acompañar a una amiga que no resultó seleccionada.

Estos dos últimos se convertirán en pareja contra pronóstico, ya que los nervios y las tensiones están a flor de piel y van in crescendo. Los judíos afirman que los palestinos son peores intérpretes, pero en las bases de la orquesta figura que debe de haber el mismo número de unos que de otros. Sporck, que se lleva a los chavales a su Austria natal, intenta mediar en las situaciones de conflicto hasta conseguir una especie de tregua. Propone la música, no la guerra. De todas formas, esa aparente cordialidad está prendida con alfileres y en cualquier momento puede estallar con mayor virulencia.

Una propuesta más acerca del posible entendimiento entre judíos y palestinos. Con fragmentos muy dramáticos. Como las dificultades que tiene Layla para cruzar la frontera y dirigirse a Tel Aviv. No se queda a la zaga la presencia del padre de Ron, pregonando a los cuatro vientos desde un automóvil desvencijado la actuación de él y de su hijo con motivo de una celebración. Acompañan a la partitura de Martin Stock temas clásicos, en especial movimientos de la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Aton Dvorak, El invierno correspondiente a Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi y El bolero, de Maurice Ravel.

Dror Zahavi tiene larga experiencia en producciones televisivas y ya había tocado el tema de las relaciones entre árabes y judíos en su anterior y único film, For my Father. Su puesta en escena es correcta, e intenta aprovecharse de los recursos naturales que le brindan los exteriores. Pretende demostrar las diferencias existentes entre los paisajes de Tel Aviv y la localidad cisjordana de la que proceden Layla y Ron, aunque combinada con el enfrentamiento de sus respectivas gentes no consigue el efecto deseado.

From → Cine

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