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El secreto: Atrévete a soñar (The Secret: Dare to Dream) (*1/2)

22 octubre 2020

Lo que deseas, lo tienes

Una viuda que intenta sacar adelante a sus tres hijos se cruza con un hombre que solo trae positividad a su vida. Entre sus aseveraciones, inculca la idea del poder del pensamiento para obtener lo que queremos. Lo que ella desconoce inicialmente es que entre ambos existe una conexión con su pasado.

En 2006 se lanzó un DVD titulado El secreto en el que se presentaba la hipótesis de la llamada Ley de la atracción. En su prólogo, Rhonda Byrne cuenta como su vida se desmoronó en un año, pero que dentro de esa misma desesperación le llegó el mejor de sus regalos. Una hipótesis la suya basada en un libro de Wallace Wattles, pionero del Nuevo Pensamiento, en el que promulgaba La ciencia de hacerse rico. Poco tiempo después, la autora vendió millones de ejemplares en todo el mundo gracias al impulso proporcionado en Televisión por Oprah Winfrey.

Basándose en ese libro, el veterano cineasta Andy Tenant ha elaborado una historia dramática donde la viuda Miranda Wells –Katie Holmes- intenta sacar adelante a sus tres hijos en una localidad de Luisiana. Trabaja en un restaurante propiedad de Tucker –Jerry O’Connell-, quien siente una verdadera atracción hacia ella. La mujer está preocupada por las deudas y no puede organizar la fiesta que desearía por su dieciséis cumpleaños su hija mayor, Missy –Sarah Hoffmeister- ni comprar un pony a la pequeña Bass –Chloe Lee-.

El de en medio es un varón, Greg –Aidan Pierce Brennan-, quien un día que no va al colegio por estar constipado conoce a Bray Johnson –Josh Lucas-, el cual debe entregar un sobre a su madre, pero desea hacerlo en persona. Finalmente, lo deja en el buzón. En todo el estado amenaza temporal y en medio de la lluvia los automóviles que conducen Miranda y Bray sufren un alcance. Él se aviene a repararlo. No solamente eso, ya que también se encargará, por el precio de los materiales, a reconstruir la parte de la vivienda de la familia Wells que resultó destrozada por la caída de un árbol.

Los pensamientos positivos incluidos en el libro de Rhonda Byrne están presentes en el guion, y le facultan al recién llegado las posibilidades de recitarlos. Lo que deseas fervientemente, lo tienes, como unas pizzas que llegan una noche a la hora de la cena. Salvo Bobby –Celia Weston-, la suegra de la protagonista, todos los personajes son buenos a rabiar, y ella se comportará igualmente de la misma manera. Parece que estén poseídos por el espíritu del santo Job. Asumen los principio de Bray, un arquitecto exitoso y los tiempos mejores llegarán casi como por encanto.

La factura es la de una propuesta romántica, aunque el desarrollo es bobalicón. Apto exclusivamente para los seguidores a ultranza de ese llamado Nuevo Pensamiento y que no deja de ser una teoría pseudocientífica. Todo lo que empeora llega un momento en que se da la vuelta de forma radical. Es decir, lo contrario a lo propugnado por el famoso Principio de Peter. Cosas así, suponemos, solo ocurren en el cine y en todo aquello que puede derivarse de los libros de autoayuda.

Andy Thomas tiene las suficientes películas a sus espaldas como para no empeorar un guion que de por si resulta difícilmente digerible. Resulta plano y las situaciones que plantean se adivinan de antemano. Incluso, la conexión que puede existir entre la viuda y el arquitecto, cuyo nexo de unión es el marido fallecido, un hombre de gran imaginación aplicado en inventos pretendidamente útiles.

El cineasta intenta auxiliar el argumento con bellas postales del bayou, atractivas puestas de sol y un embarcadero en el que dan ganas de retirarnos después de la jubilación. Ni un mal rollo ni peligros acechantes. También los intérpretes hacen lo que pueden, y es bastante, para sacar adelante unos personajes que se elevan por encima del sentimentalismo que invade la pantalla.

From → Cine

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