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The Quarry (**)

5 diciembre 2020

Los pecados del predicador

Un nuevo religioso llega a un pueblo apartado y fronterizo. A pesar de las dudas de algunos, muy pronto comienza a granjearse la confianza de sus feligreses que se incrementan en número paulatinamente. Sin embargo, el predicador guarda oscuros secretos y sabe que necesita alguien que pueda perdonarle.

Un incendio, dos pecadores, una cantera, un crimen y una localidad fronteriza apartada de la mano de Dios. Así comienza la adaptación de la aclamada novela de Damon Galgut llevada al cine por Scott Teems. El texto original se desarrolla en Sudáfrica y se nutre de relevantes tensiones racistas a la conclusión del apartheid. En el film la acción se traslada a Texas, concretamente a la supuesta localidad de Belve, un pueblo colmado de inmigrantes que se marchita después de que la construcción de la autopista le haya apartado y que está rodeado de un terreno árido y áspero.

Un hombre conduce una camioneta desvencijada por una carretera solitaria y encuentra a otro en el camino. Le socorre y lo transporta. Llegan a una cantera en la que el primero afirma ser David Martin -Bruno Bichir-, un reverendo alcohólico, enamorado de una mujer casada que le corresponde, y que se dirige a dispensar su ministerio en Belve. Confesar los pecados es una liberación, pero su acompañante renuncia a hacerlo, le golpea, lo mata y lo entierra de forma superficial. De esta forma ocupa el lugar el del fallecido y se presenta en el pueblo como si fuera el sacerdote.

Lo recibe Celia -Catalina Sandino Moreno-, que alquila una habitación a los pastores que ofician en el pueblo. Le insiste que recoja sus cosas, pero el recién llegado esta muy cansado y solo quiere dormir. Por la mañana, la camioneta ha sido desvalijada y el sheriff local, Moore -Michael Shannon-, amante de Celia, cree saber quienes han sido los culpables. Conoce perfectamente a todos los habitantes de su jurisdicción. Por eso piensa en Valentín -Bobby Soto- y en su hermano Poco -Álvaro Martínez-, habituales en los coqueteos con las drogas.

Prácticamente, cinco personajes, de los cuales cuatro desconfían del otro, el recién llegado. Los hermanos, que ahora están en prisión acusados de robo y asesinato, piensan que David Martin es el culpable. Celia dice que no es como como sus predecesores y el responsable de la ley no las tiene todas consigo, aunque ve como la iglesia se llena cada vez con más fieles. Aunque no sabe español y se dirige a una colonia de emigrantes mexicanos de los que una mujer ejerce como traductora, su nuevo reverendo les dice que él es un pecador, los escucha y los reconforta. De esa forma sus adeptos se incrementan exponencialmente.

La trama es interesante y el escenario también, pero falla la adaptación literaria. Los conflictos que presenta la novela de Galgut y la profundidad de sus personajes se han perdido. El inicio es sugerente, pero cuando surge el referente de Corpus Chrsitie no consigue mantener el tipo. Las pausas iniciales se transforman en una lentitud insoportable por momentos pese al buen trabajo de Shea Wigham como el falso reverendo. A pesar de que todo parece discurrir a cámara lenta hay hechos sobre los que se pasa a vuelapluma y que difuminan sentencias importantes como cuando dice Moore que su padre, que fue también agente de la ley, dijo que si querías encontrar al responsable de un asesinato vete al funeral porque será uno de los asistentes.

Scott Teems ha pretendido llevar la novela a su terreno y la puesta en escena recuerda las descripciones de Cormac McCarthy, ganador del Pulitzer por La carretera. Sin ser excepcional, la adaptación al cine de esa obra es sensiblemente mejor que la efectuada con The Quarry, y ya no digamos No es país para viejos. El problema está en el guion y no debemos buscarlo en la puesta en escena ni en la interpretación.

Estos dos aspectos se sitúan muy por encima de la media de esta producción, al igual que la excelente partitura de Heather McIntosh. Normalmente poco descriptiva ilustra con acierto las imágenes y sugiere un aura de misterio, más allá de que se trata de la raíz principal del caso: los remordimientos. Surgen en forma de flashbacks y de sueños que aterran al personaje central, quien quemó la casa con su esposa y su amante dentro antes de huir. Ese es el principal motivo del film y que no termina de convencer en beneficio de un thriller poco sostenible si no se enfatiza lo anterior.

From → Cine

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