Uno de nosotros (Let Him Go) (***)

Aspectos del matriarcado

Un sheriff jubilado y su esposa dejan su rancho en Montana para tratar de rescatar a su nieto en Dakota. El niño está bajo la tutela de una poderosa familia, pues la nuera se ha vuelto a casar con otro hombre. La matriarca decide hacer todo lo posible para impedir que el niño regrese con sus abuelos.

Nos encontramos con una apuesta que pretende ser de género y se nutre de una amalgama de ellos. El guionista y director Thomas Bezucha sitúa el inicio de su narración durante los años 60 en Montana, lo que nos remite directamente al western. Con un estilo estoico y contenido nos presenta a sus protagonistas. George Blackledge -Kevin Costner- es un sheriff retirado que vive tranquilamente en su rancho, donde su esposa Margaret -Diane Lane-, amaestraba caballos y los entendía como nadie.

Dejo de hacerlo cuando hubo que sacrificar a su yegua preferida. Ahora es su hijo Jimmy -Ryan Bruce- quien asume esa labor. Está casado con Lorna -Kayli Carter- y son padres de un bebé, Jimmy. Estos pasajes recuerdan al estilo de Clint Eastwood por la forma en que conectamos con los roles principales. La idílica paz de la familia se rompe cuando Jimmy se parte el cuello al caer de su montura. Tres años más tarde, Lorna se casa con Donnie Weboy -Will Brittain-. Por los gestos y comportamientos parece un matrimonio de conveniencia.

Una secuencia capital tiene lugar cuando Margaret, a través del parabrisas de su auto, ve como Donnie golpea a su esposa y a su hijo. Cuando quiere darse cuenta, los tres han partido hacia Dakota del Norte, donde vive la familia del maltratador. Desde ese momento entendemos mucho mejor la tarea de Diane Lane. Superlativa en sus generosos esfuerzos por dotar de una mayor profundidad a su personaje. Es el punto menos valorable del film, cuya atmósfera, apoyada por la fotografía de Guy Godfree, resulta tentadora y absorbente.

Lane y Costner fueron matrimonio en dos películas anteriores, incluida una de súper héroes. Aquí demuestran todo su potencial. El creador de Bailando con lobos es más estoico, casi introvertido, con atisbos de ser aficionado al alcohol y consecuente y pragmático a raíz de treinta años como representante de la ley. Ella es cariñosa, pero también dura. Dulce y testaruda. No ceja hasta salirse con la suya para estar a gusto consigo misma.

La pareja pone rumbo a Dakota del Norte, donde los Wellboy se rigen por la mano férrea de Blanche, su viuda matriarca. La entrega de Lesley Manville es muy diferente a la de la pareja protagonista. Se muestra ruda e insensible, pero también exagerada. Intentará por todos los medios que el pequeño Jimmy no se marche con sus abuelos. Cuando decimos todos los medios se incluye una violencia en ocasiones extrema, lo que afecta al thriller que ya se adueña de la pantalla.

Con la aportación de sus hijos y de su sobrino Bill -Jeffrey Donovan-, también seduce con la comida, al igual que Margaret. Son dos gallos en el mismo corral empeñados en conseguir su objetivo por muy elevado que sea el precio a satisfacer. La propuesta se aplaca con pequeños flashbacks y algunos planos destacables que, a cambio de rebajar la tensión, fomentan el drama. Conocemos a Margaret como la mujer que susurraba a los caballos y valoramos mucho más los pequeños detalles ofrecidos por Bezucha, desde el grifo de agua caliente hasta el cono de helado que se cae.

Por momentos, hay buen cine dentro de Uno de nosotros. Flojea la profundad de los personajes y la vorágine del desenlace. Aun así, la adaptación de la novela de Larry Watson resulta convincente. Algunas referencias de género funcionan mejor que otras y se incluyen aspectos a tener en cuenta, como la aparición de Peter Dragswolff -Booboo Stewart-. Nacido indio, el establishment ha conseguido que no entienda la lengua materna y su abuela ya no le comprenda a él cuando habla. Ahora es un trampero solitario que en la película es más conceptual que trascendente.